Johnson admitió por primera vez que había asistido a la fiesta en Downing Street el 20 de mayo de 2020, cuando las reuniones sociales estaban limitadas al mínimo, y dijo que entendía el enfado que habían causado las revelaciones.
«Soy consciente de la rabia que sienten hacia mí por el gobierno que dirijo cuando piensan que en la propia Downing Street no se están cumpliendo adecuadamente las normas por parte de las personas que las hacen», dijo un Johnson con cara compungida en el Parlamento.
Johnson, que obtuvo una aplastante victoria electoral en 2019 con la promesa de asegurar la salida de Reino Unido de la Unión Europea, dijo que se arrepentía de su actuación y que había pensado que la celebración era un evento de trabajo.
«Fui a ese jardín solo después de las seis del 20 de mayo de 2020 para dar las gracias a grupos de empleados antes de volver a mi despacho 25 minutos más tarde para seguir trabajando», dijo. «En retrospectiva, debería haber mandado a todo el mundo de vuelta al interior».
El líder de la oposición, Keir Starmer, dijo que Johnson debe dimitir ahora y que el público piensa que es un mentiroso.
«La fiesta se ha acabado para el primer ministro», le dijo Starmer. «La única pregunta es: ¿lo echará la opinión pública británica? ¿Lo echará su partido? ¿O hará lo más decente y dimitirá?».
Algunos diputados del propio Partido Conservador de Johnson han dicho que la forma en que responda al creciente clamor determinará su permanencia en el cargo.
«Su supervivencia está en la balanza en este momento», dijo un legislador conservador de alto rango, hablando bajo condición de anonimato debido a lo delicado de la situación.
Dos sondeos de opinión mostraron el martes que mucha más de la mitad de los encuestados cree que Johnson debería dimitir. (Reuters)