Buenos Aires.- El presidente de centroizquierda de Argentina, Alberto Fernández, enfrentará una prueba política el próximo domingo que podría partir a su coalición peronista gobernante, provocar un éxodo de ministros y desbaratar la campaña del oficialismo a dos años de las elecciones presidenciales del 2023.
El país sudamericano realizará el domingo sus comicios legislativos de medio término, con unas primarias y encuestas que sugieren que los argentinos castigarán al Gobierno, potencialmente eliminando la mayoría en el Senado que hace décadas posee el peronismo.
Las consecuencias podrían ser dolorosas. Analistas no se ponen de acuerdo en lo que una derrota significaría, pero el derrumbe del oficialismo en las primarias de septiembre desencadenó numerosas renuncias en el Gabinete y un enfrentamiento entre sectores moderados y duros del Gobierno.
«Encontramos un oficialismo con grandes chances de perder el quórum en el Senado. Sería una escena histórica para el peronismo y francamente da la impresión, por lo que se viene manejando, que esa escena se va a producir», dijo Shila Vilker, directora de la consultora Trespuntozero.
Mientras tanto, inversores y operadores siguen de cerca los avatares políticos argentinos.
El país, una potencia agroexportadora, actualmente está negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la renegociación de una deuda de 45.000 millones de dólares que no puede pagar, una prueba tanto para el Fondo como para las credenciales de Argentina en los mercados globales.
Esas conversaciones hasta el momento han sido lideradas por las voces más moderadas del Gobierno, incluyendo las del ministro de Economía, Martín Guzmán, como el presidente Fernández mismo.
Nikhil Sanghani, analista de Capital Economics, dijo en una nota que el efecto más probable del resultado de las elecciones en el Gobierno sería que este tome un giro más moderado mientras es forzado a negociar con la oposición para obtener un acuerdo.
No obstante, una «derrota fuerte» podría llevar las cosas hacia el otro lado.
«Podría haber un período de disputa interna peronista o una parálisis de políticas por unos meses. Sin embargo, algo tendrá que ceder a mediados del año que viene, cuando Argentina se acerca a un potencial momento clave respecto de sus pagos al FMI», dijo Sanghani.
El Gobierno podría perder su mayoría en el Senado y ser vencido en la provincia de Buenos Aires, un histórico bastión del peronismo, el partido político más influyente de Argentina de los últimos 70 años.
María Gagliani, una portera de 56 años de una escuela provincial, lamentó las dificultades que enfrenta el peronismo, históricamente reconocido por los votantes por sus políticas de asistencia social, pero resistido por inversores y mercados por sus amplias regulaciones de la economía.
El analista político Raúl Timmerman dijo que un costado positivo es que una oposición envalentonada podría estar inclinada a trabajar con el Gobierno, imaginándose que si llegara a ganar la presidencia en el 2023 tendría que lidiar con las consecuencias económicas. «No van a querer agarrar un país en ‘default'», explicó. (Reuters)