Alrededor de 6,6 millones de sursudaneses, más de la mitad de la población del país, sufre niveles extremos de hambre ante la gravísima crisis alimentaria, una situación que incluye a 2,2 millones de personas en riesgo de hambruna, lo que está llevando a parte de la población a recurrir a comer hojas para mantenerse con vida, según alertó la organización no gubernamental Oxfam Internacional.
La ONG señaló que la respuesta humanitaria sigue penosamente poco financiada y advirtió que si la comunidad internacional no actúa con urgencia, dos tercios de los sursudaneses lo que equivale a 7,7 millones de personas podrían sufrir escasez de alimentos en 2023.
El cambio climático, el conflicto y el aumento del precio de los alimentos está llevando al límite a comunidades ya vulnerables, en un país que sufrió cinco años consecutivos de graves inundaciones que destruyeron campos de cultivo y dejaron cerca del 70 por ciento del país inundado, forzando a casi un millón de personas a huir de sus hogares para buscar comida y cobijo.
“En estos momentos vivimos con hojas de matorral que crecen en el río porque no tenemos comida, así que hay que comer lo que está disponible”, relata Marta Kangach, residente en el estado de Jonglei y que perdió todo su ganado y sus cultivos a causa de las inundaciones. “Como seres humanos, si comes poco en porciones pequeñas, soportas y no mueres, así que vamos a los matorrales y cogemos hojas verdes para cocinar”, agregó.
El llamamiento humanitario de Naciones Unidas para financiar la respuesta en Sudán del Sur se encuentra financiado en dos tercios, con 1.300 millones de dólares (cerca de 1.240 millones de euros) recaudados, por debajo de loa 1.500 millones de dólares (unos 1.430 millones de euros) obtenidos en 2020,
una cantidad insuficiente si además se tiene en cuenta que el número de afectados aumentó durante este periodo.
De hecho, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) tuvo que suspender su entrega de ayuda a 1,7 millones de personas por falta de fondos, una situación que agrava la crisis y que hace calcular que en 2023 pueda haber 9,4 millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria, incluidos 1,4 millones de niños desnutridos.
Por ello, el director de Oxfam para Sudán del Sur, Manenji Mangundu, alertó que el cambio climático, sumado al conflicto y el aumento de los precios de la comida y el combustible, llevó a Sudán del Sur al borde de la hambruna. «La gente de Sudán del Sur está pagando el precio de una crisis climática causada por las naciones ricas contaminantes”, explicó.
«El mundo no puede seguir ignorando el sufrimiento de millones de personas que hacen frente a una lucha diaria para sobrevivir. Se necesitan fondos de manera urgente para salvar vidas y garantizar que la gente puede obtener suficiente comida para poder vivir y alimentar a sus familias», dijo Mangundu, según un comunicado publicado por la organización.
La mayoría de los estados de Sudán del Sur son propensos a las inundaciones, si bien el cambio climático contribuyó a hacer que las lluvias sean más frecuentes e intensas. Desde 2018, se registraron inundaciones a niveles alarmantes que destruyó además numerosas infraestructuras y han saturado el suelo, impidiendo que las aguas retrocedan incluso después de la temporada de lluvias.
Sudán del Sur cuenta con un Gobierno de unidad que echó a andar tras la materialización del acuerdo de paz de 2018. Pese al descenso de la violencia por el conflicto político, el país registró un aumento de los enfrentamientos intercomunitarios, motivados principalmente por el robo de ganado y las disputas entre pastores y agricultores en las zonas más fértiles del país, especialmente a causa del aumento de la desertificación y el desplazamiento de poblaciones. (Europa Press).