Los dos países tendrán que enfrenarse a la tragedia humana, «pero también a pérdidas económicas difíciles de estimar, porque la situación está cambiando», subrayó Fitch en un comunicado.
«Deberían superar los 2.000 millones de dólares y podrían llegar a 4.000 millones o más», dijo la agencia calificadora.
Sin embargo, los montos asegurados son mucho más bajos «debido a la baja cobertura de seguros en las regiones afectadas», explica Fitch.
20.000 MUERTOS
El terremoto que sacudió a Turquía y Siria, devastó regiones enteras y hoy, a cuatro días del sismo, es improbable la esperanza de encontrar más supervivientes.
Los equipos de rescate continúan la búsqueda de miles de personas que se sospechan atrapadas entre los escombros, pero el optimismo mengua ante las gélidas temperaturas y la superación del plazo de 72 horas que se considera crucial para salvar vidas.
El terremoto de magnitud 7,8 ocurrió en la madrugada del lunes, mientras mucha gente todavía dormía en esta región donde muchos ya sufrieron la pérdida y el desplazamiento debido a la guerra civil de Siria.
Hasta ayer, el noroeste de Siria, controlado por los rebeldes, no recibió su primer convoy de ayuda internacional a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, el único autorizado para estos envíos desde Turquía.
Aunque era un paquete de asistencia previsto desde antes del sismo, “podría considerarse una respuesta inicial de Naciones Unidas y debería continuar, como nos prometieron, con convoyes más grandes para ayudar a nuestra gente», dijo Mazen Alloush, responsable del paso fronterizo.
Al otro lado de la frontera, el descontento crece ante la reacción de las autoridades al terremoto que, según admitió el mismo presidente Recep Tayyip Erdogan, tuvo deficiencias.
Numerosos supervivientes tuvieron que buscar por sí mismos comida y refugio. Sin equipos de rescate en varias zonas, algunos contemplaron impotentes cómo sus familiares atrapados pedían ayuda hasta que sus voces se apagaban.
En Bruselas, la Unión Europea prepara una conferencia de donantes en marzo para movilizar ayuda internacional para Siria y Turquía.
«Nadie debe quedarse solo cuando una tragedia como esta golpea a un pueblo», dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La cuestión de la ayuda es espinosa en Siria, castigada por la guerra civil, con zonas del país bajo control rebelde y una dictadura enemistada con Occidente.
La Unión Europea envió rápidamente equipos de rescate a Turquía, que también recibió ayuda de Estados Unidos, China o los países del Golfo, pero inicialmente ofreció una asistencia mínima a Siria por las sanciones contra Damasco.
Sin embargo, el régimen de Bashar al Assad solicitó formalmente ayuda a Bruselas y la Comisión Europea instó a los Veintisiete a responder favorablemente, aunque vigilando que la ayuda no sea desviada.
El enviado especial de la ONU para Siria pidió ayer no politizar la ayuda humanitaria. «Tenemos que hacer todo lo posible para asegurar que no existe ningún obstáculo a la ayuda vital que es necesaria en Siria», dijo Geir Pedersen. (Infobae).