Francisco habló en su discurso anual al cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano, a veces llamado su discurso sobre el «estado del mundo» porque es un amplio estudio de la situación mundial.
Sus palabras a los diplomáticos de casi 200 países marcaron lo más cercano que ha estado a un respaldo de facto a los mandatos de vacunación, que se han vuelto polémicos en Italia y otros países europeos.
«Nos hemos dado cuenta que en los lugares donde se ha llevado adelante una campaña de vacunación eficaz, ha disminuido el riesgo de un avance grave de la enfermedad», dijo.
«Es importante que se continúen los esfuerzos para inmunizar a la población lo más que se pueda», añadió.
Francisco, quien dedicó cerca de una quinta parte de su discurso de seis páginas a la pandemia, advirtió contra las declaraciones ideológicas respecto a la vacunación.
«Lamentablemente, cada vez más constatamos cómo vivimos en un mundo de fuertes contrastes ideológicos. Muchas veces nos dejamos influenciar por la ideología del momento, a menudo basada en noticias sin fundamento o en hechos poco documentados», dijo.
«Las vacunas no son instrumentos mágicos de curación, sino que representan ciertamente, junto con los tratamientos que se están desarrollando, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad», indicó a los diplomáticos reunidos en la Sala de Bendiciones, junto a los frescos del Vaticano.
Al decir que «el cuidado de la salud constituye una obligación moral» en el contexto de un discurso de apoyo a las vacunas, Francisco pareció responder a los católicos y otros cristianos, particularmente en Estados Unidos, que dicen tener un derecho de objeción de conciencia a las vacunas basado en la religión.
El Papa Francisco, quien está totalmente vacunado, pidió un compromiso político global para «buscar el bien de la población por medio de decisiones de prevención e inmunización». (Reuters)