Alrededor de un tercio de los 27 Estados miembros de la UE, la mayoría de ellos los países nórdicos y del este del bloque, quieren que la Comisión Europea comience a trabajar en una séptima ronda de sanciones, dijeron los diplomáticos.
La última versión del borrador de las conclusiones de una cumbre de dirigentes de la UE que se celebrará a finales de esta semana no incluye una referencia a nuevas sanciones, pero las fuentes diplomáticas dijeron que el texto, fechado el 15 de junio y al que Reuters ha tenido acceso.
Alemania y algunos otros Estados prefieren centrarse ahora en la aplicación de las sanciones existentes y en eliminar las lagunas, en lugar de embarcarse en el complejo proceso de acordar nuevas medidas, dijeron los diplomáticos.
Tras semanas de discusiones, la UE acordó el mes pasado su sexta ronda de medidas restrictivas contra Rusia y Bielorrusia desde el inicio de la guerra en Ucrania, que incluía la prohibición de venta de petróleo y sanciones al transporte marítimo y los bancos.
Limitar o reducir la importación de gas de Rusia se considera demasiado delicado en este momento, dada la gran dependencia de la UE de esta fuente de energía procedente de Moscú, según los representantes.
Los embajadores también han debatido sobre un nuevo apoyo militar a Ucrania, aunque siguen divididos al respecto.
Según el borrador de las conclusiones de la cumbre del 23 y 24 de junio, la UE «sigue firmemente comprometida a proporcionar más apoyo militar para ayudar a Ucrania a ejercer su derecho inherente de autodefensa contra la agresión rusa».
Suecia y Polonia encabezan un grupo de países nórdicos y orientales que piden un desembolso inmediato de fondos adicionales para Ucrania.
La UE ya ha puesto a disposición de Kiev 2.000 millones de euros (2.100 millones de dólares) en concepto de ayuda militar con cargo al llamado Fondo Europeo para la Paz.
El límite presupuestario de este mecanismo es de 5.600 millones de euros hasta 2027, pero con la financiación aprobada para Kiev y los planes para más, se habrá agotado la mitad de sus recursos, según los diplomáticos.
Alemania y otros Estados se muestran reacios a recurrir a este mecanismo, alegando preocupaciones presupuestarias y el riesgo de que no haya suficiente dinero disponible para otras crisis. (Reuters)