“El coste de la inacción será grave, con la posibilidad muy real de una hambruna si no podemos acceder inmediatamente a esas comunidades”, señaló en un comunicado el director del organismo para Sudán del sur, Adeyinka Badejo.
“Es totalmente inaceptable que tengamos convoys del PMA con ayuda alimentaria que pueden salvar vidas pero que simplemente no pueden avanzar. Todas las partes en conflicto tienen que respetar el derecho humanitario y permitir el paso seguro del PMA y otra carga humanitaria”, ha señalado.
Así, Badejo ha advertido de que se está acabando el tiempo para evitar que la gente muera de hambre”, en medio de un repunte de los combates en estos estados que han provocado miles de desplazados y han dejado cientos de civiles muertos o heridos.
El PMA depende del transporte fluvial para llegar a comunidades rurales o remotas durante la temporada de lluvias, en las que las carreteras son inaccesibles, si bien el deterioro de la situación en el Nilo Blanco ha provocado la suspensión de estos traslados entre Adok y Malakal.
El organismo ha lamentado que los intentos de negociación para lograr acceso a las comunidades afectadas han fracasado y ha detallado que el 10 de septiembre un convoy con más de 1.150 toneladas métricas de comidas tuvo que dar marcha atrás después de que estallaran enfrentamientos.
Los condados de Fangak, Canal/Pigi y Panyikang cuentan con algunos de los niveles de inseguridad alimentaria más altos del país africano, cifra que en los dos primeros gira en torno al 55 y el 60 por ciento, lo que eleva el riesgo de una hambruna.
Los enfrentamientos intercomunitarios en Alto Nilo, Jonglei y otras zonas de Sudán del Sur, al alza durante los últimos meses, suelen estar motivados por el robo de ganado y las disputas entre pastores y agricultores en las zonas más fértiles del país, especialmente a causa del aumento de la desertificación y el desplazamiento de poblaciones. (Europa Press).