La Organización de Naciones Unidas (ONU) destacó cinco proyectos para sanar al mundo en el marco del Día Mundial de la Madre tierra. Expertos recomiendan a reflexionar sobre cómo ha tratado la humanidad a nuestro planeta y siendo sinceros, no la hemos cuidado.
Para la ONU, a pesar del flujo constante de informes que pintan una imagen legítimamente preocupante, no hay que perder la esperanza. Cada vez más, surgen ideas innovadoras para una acción conjunta, para establecer medidas de verdad, y cada vez más personas en todo el mundo se unen para encontrar soluciones que ayuden a reparar el daño ya hecho a nuestro frágil hogar.
La Tierra se enfrenta a una “triple crisis planetaria”: la alteración del clima, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los residuos.
“Esta triple crisis amenaza el bienestar y la supervivencia de millones de personas en todo el mundo. Los componentes básicos de una vida feliz y saludable -agua limpia, aire puro, un clima estable y predecible- están sumidos en el caos, lo que pone en peligro los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, advirtió el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su mensaje para el Día de la Tierra de 2022.
La buena noticia es que aún hay esperanza, subrayó Guterres, recordando que hace 50 años el mundo se reunió en Estocolmo para la crucial Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, que dio el pistoletazo de salida al movimiento global por el medio ambiente.
“Desde entonces, hemos visto lo que podemos lograr cuando nos unimos. Hemos reducido el agujero de la capa de ozono. Hemos ampliado la protección de la vida silvestre y los ecosistemas. Hemos acabado con el uso de combustible con plomo, evitando así millones de muertes prematuras. El mes pasado emprendimos una iniciativa mundial sin precedentes para prevenir y eliminar la contaminación por plásticos”, añadió.
Los avances positivos no se han quedado ahí, el recientemente reconocido derecho a un medio ambiente saludable está ganando adeptos y los jóvenes están más comprometidos que nunca en la lucha para hacer frente a las amenazas contra el planeta.
«Hemos demostrado que juntos podemos afrontar retos monumentales», afirmó Guterres.
Por supuesto, debemos hacer mucho más y actuar rápidamente si queremos proteger nuestro hogar.
Para celebrar este día, destacamos cinco proyectos que se están llevando a cabo en distintos lugares del mundo cuyo objetivo es reparar el daño causado a la Tierra.
Estas soluciones forman parte de las iniciativas fundadoras del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, un grito de guerra mundial lanzado el año pasado para sanar nuestro planeta. Su objetivo es prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y océanos.
MINAS DE CARBÓN
En los Apalaches, una región geográfica y cultural del este de los Estados Unidos que abarca Kentucky, Tennessee, Virginia y Virginia Occidental, la ONG Green Forests Work (EN) está restaurando bosques en tierras afectadas por la excavaciones superficiales de carbón.
Esta técnica, conocida como minería de superficie, se utiliza cuando el carbón está a menos de 60 metros bajo tierra. Grandes máquinas retiran la capa superior del suelo y las capas de roca, y dejan al descubierto las capas de carbón.
Además, los mineros pueden dinamitar las cimas de las montañas y eliminarlas para acceder a los filones de carbón.
Tras la extracción, lo que antes era un bosque pasa a convertirse en pastizales compuestos a menudo por especies no autóctonas.
Para revertir el deterioro, desde 2009, Green Forests Work está restaurando las tierras minadas con la plantación de casi cuatro millones de árboles originarios en más de 2400 hectáreas.
Michael French, director de Operaciones de la ONG, explicó que, al recuperar los bosques originarios en estas tierras, se están restituyendo los servicios que el ecosistema proporciona a la sociedad.
Entre otros, se recobra el aire puro y el agua limpia o un mejor hábitat para la vida silvestre; al tiempo que se mitigan los efectos del cambio climático a través del secuestro de carbono, o se restablece una base de recursos económicos sostenibles.
CONEXIÓN CON EL ECOSISTEMA
Hace veinte años, una fotografía de satélite del extremo suroccidental de Australia que mostraba la enorme extensión de vegetación natural perdida a causa de las actividades humanas desde el asentamiento europeo inspiró a un grupo de activistas a formar Gondwana Link.
La imagen revelaba cómo dos tercios de la vegetación de la región habían sido talados a lo largo de miles de kilómetros y, en gran parte de la región agrícola, en muchas zonas, quedaba menos del cinco o 10 % de su matorral original (zonas naturales no desarrolladas).
Sin embargo, se dieron cuenta también de que muchos focos de biodiversidad permanecían intactos en zonas de conservación, aunque desconectados, a lo largo de 1.000 kilómetros.
Conscientes de que, si no se reconectan estas zonas, podrían perderse muchas especies, Godwana Link se puso a trabajar para proteger y restablecer estas áreas.
“Los hábitats se protegen, se gestionan, se restauran y se reconectan a lo largo del gradiente climático por el que se moverá la vida silvestre ante el cambio climático, desde los bosques semiáridos hasta los altos bosques húmedos”, explicó el director general Keith Bradby a Noticias ONU.
Asimismo, compraron más de 20.000 hectáreas de tierras de cultivo para cubrir los vacíos de hábitat esencial, con grandes franjas bajo plantación de restauración y la vida silvestre ya está regresando. Se están plantando áreas extensas y la fauna ya está regresando a su hábitat.
TRASPLANTE DE CORAL
La imagen de arriba es del Parque Nacional Laughing Bird Caye, un sitio del Patrimonio Mundial de la Unesco en Belice. Muestra un arrecife de coral restaurado, previamente víctima de blanqueamiento y en peligro de muerte.
Los arrecifes de coral se cuentan entre los ecosistemas biológicamente más diversos y valiosos de la Tierra, y albergan el 25 % de toda la vida marina.
Están en peligro de desaparecer a finales de siglo en todo el mundo por causa del aumento de la temperatura y la acidez de los océanos debidos al cambio climático.
Su pérdida tendría consecuencias devastadoras no solo para la vida marina, sino también para más de mil millones de personas que se benefician directa o indirectamente de los arrecifes en el mundo.
En el sur de Belice, Fragments of Hope está volviendo a sembrar con éxito arrecifes devastados al plantar corales genéticamente robustos, diversos y resistentes.
Lisa Carne, buceadora y fundadora de la organización, explica que además de los eventos masivos de blanqueamiento de corales y los huracanes en la región, vio que algunos corales se recuperaban.
Desde principios de la década del 2000, Carne y otras buceadoras y biólogas marinas de la ONG han cultivado corales sanos en viveros y los han trasplantado a mano en aguas poco profundas.
En la actualidad, hay más de 49.000 fragmentos de coral cultivados en viveros que se han plantado con éxito en el Parque Nacional Laughing Bird Caye, convirtiéndolo una vez más en un destino turístico atractivo con corales prósperos y abundante vida marina. Estos corales tienen más de seis años de supervivencia.
Restauración de praderas marinas
Las praderas marinas proporcionan alimento y refugio a muchos organismos marinos. Son ecosistemas multifuncionales y, a menudo, se denominan hábitats de cría porque suelen albergar peces jóvenes, especies de peces más pequeños e invertebrados.
Los pastos marinos realizan la fotosíntesis de la misma manera que lo hacen las plantas terrestres, utilizando la luz solar para sintetizar nutrientes a partir de dióxido de carbono y agua y liberando oxígeno.
En los últimos 40 años, el mundo ha perdido un tercio de las praderas marinas debido a la presión sostenida del desarrollo costero, la disminución de la calidad del agua y, por supuesto, el cambio climático.
En el Reino Unido, Project Seagrass ha estado trabajando durante una década para revertir esa tendencia.
Con la ayuda de más de 3000 voluntarios, ha logrado plantar más de un millón de semillas de pastos marinos y crear conciencia sobre la importancia de estas plantas.
“Con dos hectáreas completas de praderas marinas restauradas con éxito, nuestra organización ha demostrado que es posible la restauración de los pastos marinos a gran escala en el Reino Unido. Estamos utilizando una combinación de tecnologías de vanguardia para evaluar los sitios y planificar las pruebas de campo”, explicó la organización.
Estos son solo cinco ejemplos de los más de 50 proyectos registradosen la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas. Hay miles de personas y organizaciones que ya están trabajando en el terreno, marcando la diferencia para proteger nuestro planeta.
Recuperar los ecosistemas que estaban al borde de la degradación y la pérdida es posible y mucha gente ya lo está haciendo realidad en todo el mundo.
“Porque tenemos una sola Madre Tierra. Debemos hacer todo lo posible para protegerla”, recordó el Secretario General en esta jornada internacional.
Restructuración de cuencas afectadas por crisis climática en los Andes
En las montañas de los Andes en América del Sur se produce otro caso de esfuerzos de restauración y conservación a gran escala: las comunidades locales de cinco países diferentes están trabajando juntas para cultivar y plantar árboles oriundos y proteger sus fuentes de agua.
“Los bosques autóctonos se han perdido en gran medida en los Andes durante los últimos 500 años, después de la conquista española. Con el rápido derretimiento de los últimos glaciares andinos, la seguridad del agua se está convirtiendo en un problema importante para las comunidades locales e incluso para las principales ciudades sudamericanas”, indicó a Noticias ONU Constatino Aucca Chutas, cofundador de la ONG Acción Andina.
Aucca explicó que los bosques originales, especialmente las especies de Polylepis -arbustos y árboles que son endémicos de las regiones de altura media y alta de los Andes tropicales- y los humedales ayudan a crear y almacenar grandes cantidades de agua alrededor de sus raíces, suelos y musgo.
“Son nuestros mejores aliados para adaptarnos al cambio climático y ayudarán a asegurar el agua para nuestros medios de subsistencia en las próximas décadas. Pero tenemos que recuperarlos”, destacó.
Y eso es exactamente lo que está haciendo Acción Andina: para fines de 2022, habrán sembrado más de seis millones de árboles originarios a lo largo de los Andes. Su objetivo es proteger y restaurar un millón de hectáreas de bosques altoandinos en los próximos 25 años.
Aucca señaló que mientras los líderes mundiales todavía están hablando de posibles soluciones al cambio climático, miles de personas ya están actuando sobre el terreno.
“Movilizar a miles de personas para restaurar los bosques y lograr una acción climática inmediata es posible… Nuestra Madre Tierra está cansada de ver toda la hipocresía, comodidad y egoísmo de los líderes que pueden decidir y poner sobre el terreno las soluciones para tener un planeta sano. Las comunidades locales y el planeta reclaman más acción, es hora de actuar por el bien de todos nosotros”, afirmó.