Aunque se han logrado avances importantes en las políticas de regularización y documentación en gran parte de los países de Latinoamérica y el Caribe, el aumento de las necesidades humanitarias como consecuencia de la crisis actual evidencia la necesidad de mejorar el acceso a servicios y necesidades básicas.
Para el representante especial de ACNUR y la OIM, Eduardo Stein, estas medidas de regularización y acceso a educación y salud son solo un primer paso para la integración, ya que deberían ir acompañadas de políticas que les permitan ser autosuficientes.
El análisis de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), codirigida por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la OIM, alertó que la mitad de la población refugiada y migrante en la región no puede costear tres comidas diarias.
Los principales motivos son el aumento del coste de vida, el impacto prolongado de la pandemia del coronavirus y las altas tasas de desempleo en algunas partes de la región, dificultando así el proceso de integración y reconstrucción de sus vidas en las comunidades de acogida a lo largo de Latinoamérica y el Caribe.
El informe refleja, por ejemplo, como en Ecuador el 86 por ciento de los venezolanos afirma no tener ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, mientras que en Chile el 13 por ciento vive por debajo
del umbral de pobreza, y en Colombia el 29 por ciento de niños y jóvenes no están matriculados.
Ante estos problemas, el estudio señala que muchos son los venezolanos que deciden optar por destinos alternativos fuera del continente y la región, poniendo en riesgo sus vidas ya que deben tomar rutas irregulares extremadamente peligrosas.
De acuerdo con los datos de la Plataforma R4V, a octubre de 202, hay más de 7,1 millones de venezolanos refugiados y migrantes en todo el mundo, de los cuales más del 80 por ciento están siendo acogidos en 17 países de Latinoamérica y el Caribe. (Europa Press)