Londres.- Las calurosas temperaturas nocturnas están dificultando la respuesta de los bomberos en toda Europa y empeorando las condiciones de salud, ya que las noches no proporcionan un respiro en términos de enfriamiento, sostuvieron expertos.
Reino Unido vivió ayer por la noche más calurosa de la que se tiene constancia, con temperaturas que no bajaron de los 25 grados Celsius en algunos lugares. Por su parte, La Hague, en Normandía (Francia), registró 32,8ºC a las 3 de la madrugada del martes.
En gran parte del planeta, las temperaturas nocturnas están aumentando a un ritmo más rápido que las diurnas debido al cambio climático.
“Las noches más calurosas significan que las personas y nuestro medio ambiente no tienen un respiro del cambio climático”, señaló Jennifer Balch, experta en incendios de la Universidad de Colorado Boulder, en Estados Unidos.
En un estudio publicado en febrero de 2022 en la revista Nature, Balch y su equipo descubrieron que las noches frescas y húmedas que antes ayudaban a controlar los incendios están desapareciendo.
“Las noches se han vuelto un 25 % más calurosas y secas en todo el mundo en los últimos 40 años”, afirmó Balch, que señala un aumento del 36 % en el número de horas de oscuridad que son lo suficientemente cálidas y secas para mantener activos los fuegos.
Esto significa que los agotados bomberos no están teniendo un respiro. Actualmente, unos 1.700 bomberos están luchando contra las llamas en la región costera de la Gironda. Muchos más tratan de apagar incendios en España y Portugal.
Las noches de calor también pueden afectar a la salud física y mental de los ciudadanos.
«El sueño se interrumpe para muchas personas durante las olas de calor», aseguró Laurance Wainwright, profesor de medio ambiente de la Universidad de Oxford.
Una peor calidad del sueño o una menor duración del mismo pueden empeorar los resultados de quienes padecen un trastorno depresivo grave. «Dar vueltas en la cama y sudar… unos cuantos días así para algunas personas pueden ser problemáticos», dijo.
Las noches sofocantes que siguen a los días calurosos también pueden dificultar la recuperación.
«El cuerpo intenta alcanzar una temperatura más baja, lo que supone un estrés para el sistema cardiovascular y el sistema respiratorio y mantiene el ritmo cardíaco elevado», explicó Dominic Roye, climatólogo de la Universidad de Santiago de Compostela (España).
Roye participó anteriormente en un estudio piloto que examinaba el efecto de las noches calurosas sobre la mortalidad en el sur de Europa. Los resultados mostraban una clara relación, sobre todo en el caso de las personas que padecen enfermedades cardiovasculares.
«Si se tiene este tipo de ambiente de alta temperatura no se puede lograr un sueño profundo», dijo.
Mientras que las personas sanas pueden sentirse simplemente cansadas al día siguiente, esto puede resultar fatal para quienes padecen enfermedades subyacentes, según Roye. (Reuters)