Después de un largo periplo que incluyó una batalla judicial en Colombia, Martha Sepúlveda consiguió que le aplicaran la eutanasia. La mujer colombiana, que padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), murió a los 51 años de edad en el Instituto Colombiano del Dolor, en la ciudad de Medellín, informó el Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en un comunicado.
«Martha Sepúlveda accedió a la eutanasia y murió de acuerdo con su idea de autonomía y dignidad», dijo la organización.
«Martha partió agradecida con todas las personas que la acompañaron y la apoyaron, a quienes oraron por ella y tuvieron palabras de amor y empatía durante estos meses difíciles», agregó.
En Colombia, la eutanasia es legal desde 1997, pero no se comenzó a practicar hasta 2015.
Sepúlveda tenía fijado que le practicaran la eutanasia el pasado 10 de octubre, pero poco antes cancelaron el procedimiento.
Sepúlveda iba a ser la primera persona en Colombia que, sin sufrir una enfermedad en estado terminal, recibiría la eutanasia.
Pero el Instituto Colombiano del Dolor (IPS Incodol), la clínica privada que trataba a Sepúlveda, anunció su suspensión 36 horas antes de que ocurriera el procedimiento.
El argumento del IPS Incodol fue que no se cumplía con el requisito de que su enfermedad fuera terminal.
Esa suspensión fue revocada a fines de octubre por un juez, que ordenó al IPS Incodol «cumplir con lo establecido por el comité científico interdisciplinario para morir dignamente» en un fallo del 6 de agosto.
En esa resolución, un panel de especialistas había determinado que la paciente cumplía «con los requisitos para ejercer su derecho a morir dignamente a través de la eutanasia», indicó el juez.
El magistrado consideró entonces que el IPS Incodol había vulnerado «los derechos fundamentales a morir dignamente, a la vida digna, al libre desarrollo de la personalidad y la dignidad humana de Martha Sepúlveda», por lo que ordenó que se determinara una nueva fecha para la eutanasia.
El caso generó un amplio debate en el país latinoamericano sobre el derecho a optar por la muerte asistida.
En una entrevista emitida en septiembre por Noticias Caracol, Sepúlveda había contado sobre su deseo de morir.
«Si es desde el plano espiritual, yo estoy totalmente tranquila (…) Cobarde seré, pero no quiero sufrir más, estoy cansada. Lucho por descansar», señaló la mujer, quien agregó entonces que la certeza de morir le daba «tranquilidad».
Desde que fue diagnosticada, la mujer empezó a perder fuerza en las piernas y cada vez se le hizo más difícil caminar distancias largas, lo que empeoró su calidad de vida.
Segundo caso
no terminal
El pasado viernes, un día antes de que le aplicaran la eutanasia a Sepúlveda, en Colombia se practicó el primer procedimiento de este tipo en ese país y en América Latina con un paciente no terminal.
Víctor Escobar, un transportista colombiano de 60 años, se convirtió horas antes en el primer caso.
Padecía varias condiciones degenerativas incurables: enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC) e hipertensión, además de haber sufrido dos accidentes cerebrovasculares en 2008.
Tenía problemas de movilidad y necesitaba oxígeno en su vida diaria. También había sido operado de la columna en tres ocasiones luego de un accidente de auto en su juventud. (BBC Mundo)