Londres.- El presidente ruso, Vladimir Putin, avisó ayer a Occidente que podría poner fin a las exportaciones y los acuerdos, la respuesta más dura del Kremlin hasta ahora a las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados por la invasión de Rusia a Ucrania.
Putin, líder supremo de Rusia desde 1999, firmó el martes un amplio decreto por el que se prohíbe la exportación de productos y materias primas a las personas y entidades incluidas en una lista de sanciones que encargó elaborar al gobierno en un plazo de 10 días.
El decreto, que entró en vigor con su publicación, da a Moscú el poder de sembrar el caos en los mercados, ya que podría detener en cualquier momento las exportaciones o romper los contratos con una entidad o persona que haya sido sancionada.
Además, el gobierno ruso tiene 10 días para elaborar las listas de las personas que sancionará, además de los políticos occidentales que ya ha penalizado.
Putin enmarcó de forma explícita el decreto como una respuesta a lo que calificó como acciones ilegales de Estados Unidos y sus aliados, destinadas a privar «a la Federación Rusa, a los ciudadanos de la Federación Rusa y a las entidades legales rusas de sus derechos de propiedad o a restringirlos».
El decreto establece «medidas económicas especiales de represalia en relación con las acciones no amistosas de ciertos estados extranjeros y organizaciones internacionales».
La invasión a Ucrania por parte de Rusia el 24 de febrero llevó a Washington y a sus aliados a imponer las sanciones más severas de la historia moderna a Rusia y a la élite empresarial de Moscú, medidas que Putin considera una declaración de guerra económica.
El intento de Occidente de aislar económicamente a Rusia -uno de los mayores productores de recursos naturales del mundo- ha llevado a la economía mundial a un terreno desconocido, con precios al alza y advertencias de escasez de alimentos.
Putin, de 69 años, advirtió en repetidas ocasiones que Moscú responderá de la misma manera, aunque hasta el martes la medida económica más dura del Kremlin había sido cortar el suministro de gas a Polonia y Bulgaria y exigir un nuevo plan de pagos para los compradores europeos de gas.
El decreto prohíbe la exportación de productos y materias primas a personas y entidades sancionadas por el Kremlin. Prohíbe cualquier transacción con dichas personas o entidades, incluso en el marco de los contratos vigentes.
Putin encargó al gobierno la elaboración de la lista de personas y empresas extranjeras que serán sancionadas, así como la definición de «criterios adicionales» para una serie de transacciones que podrían ser objeto de restricciones.
Desde que Occidente impuso las sanciones a Rusia, su economía -de 1,8 billones de dólares- se encamina a su mayor contracción desde los años posteriores a la desintegración de la Unión Soviética en 1991, en medio de una inflación galopante.
Se ha iniciado un importante traspaso de activos rusos a medida que el estado gana aún más influencia sobre la economía, muchos grandes inversores occidentales -como los gigantes de la energía BP y Shell- se retiran, y los oligarcas intentan reestructurar sus imperios empresariales. (Reuters)