La respuesta del rector fue cerrar el lugar. La de los estudiantes, sentarse al frente de la cafetería cerrada y almorzar todos juntos en un gran picnic que organizan cada mediodía.
En Irán, compartir una comida con los compañeros de la facultad se convierte en un acto revolucionario. La alegría con las que los chicos comparten sus viandas contagia y se puede ver en decenas de videos en las redes sociales.
Las protestas siguen sacudiendo al régimen de los ayatollahs desde la muerte de Mahsa Amini, la joven kurda iraní de 22 años, el 16 de septiembre. Falleció tres días después de ser detenida en Teherán por violar supuestamente el código de vestimenta. Se le había corrido el velo, la hijab, obligatoria.
Dos meses más tarde, tras la muerte de al menos 328 manifestantes y la detención de miles más, según datos de la organización HRANA (Agencia de Noticias de Activistas por los Derechos Humanos), las protestas se suceden en todo el país.
En la última semana, las protestas se extendieron a 130 universidades. El ministerio de Educación quiso cerrarlas, pero se encontró con que los profesores daban clases sin segregación por sexos en las puertas de los campus.
En la Universidad Tecnológica Sharif de Teherán, conocida como el MIT de Irán, entraron los basishis, los paramilitares, varias veces, pero no pudieron impedir un gran acto esta semana en el salón principal de la universidad con decenas de oradores y un final en el que una multitud cantó la famosa canción de los años 70.
Esto no quiere decir que no haya presiones, amenazas de expulsiones y hasta castigos corporales. Estos se están dando, según denuncias de las estudiantes, en las escuelas secundarias de mujeres que se manifestaron masivamente contra el uso de la hijab en las semanas anteriores.
Denuncian que hicieron requisas y que hasta las obligaron a desnudarse para ver si ocultaban panfletos contra el régimen.
Cuarenta estudiantes menores de edad fueron arrestadas la última semana, según varias organizaciones de derechos humanos. Hamed, un estudiante de 25 años de la Universidad de Guilan en Rasht, una ciudad del norte, cerca del Mar Caspio.
Los “basishis” se mueven con vehículos camuflados como ambulancias que estacionan en las afueras de los campus y donde se llevan a los arrestados. En los últimos días se vieron videos de mujeres contra los guardias que pretendían detenerlas por no llevar al hijab. (Infobae).