Miles de personas han sido evacuadas desde que comenzó la erupción en el archipiélago canario hace 10 días. Tres pueblos costeros fueron confinados el lunes en previsión de que la lava llegara al mar y pudiera liberar gases nocivos.
A los residentes de la costa occidental se les había recomendado sellar puertas y ventanas con cinta adhesiva y toallas húmedas.
Esa recomendación aún no se ha retirado, pero las autoridades han dicho que las mediciones muestran que el aire sigue siendo seguro para respirar.
«La erupción no ha afectado a la calidad del aire, que es perfectamente respirable. Los dispositivos de medición de la presencia de gases, realizan mediciones periódicas sobre este parámetro y no han registrado valores que se consideren perjudiciales», dijo el cabildo de La Palma en Twitter.
La lava incandescente que brota del volcán se derramó por un acantilado hacia el mar a primera hora del miércoles en la zona de Playa Nueva, cerca de la localidad de Tazacorte, y podía verse en el océano Atlántico, emitiendo nubes de vapor hacia el cielo.
Las nubes de humo brotaban del volcán y de la roca fundida que bajaba por el flanco occidental de Cumbre Vieja.
«En dos kilómetros a la redonda está todo evacuado», dijo al canal TV3 el alcalde de Tazacorte, Juan Miguel Rodríguez Acosta, añadiendo que una zona más amplia está confinada.
El alcalde añadió que todas las carreteras hacia el sur de las islas habían sido cortadas por la lava.
Desde el inicio de la erupción, el 19 de septiembre, la lava ha arrasado casi 530 casas, así como 1.200 parcelas, en su mayoría de cultivo de plátanos. El martes, España clasificó a La Palma como zona catastrófica, una medida que activará la ayuda financiera para la isla. (Reuters)