«En un mundo globalizado, no hay ‘lejos’. Todo está cerca de todos. Una guerra o una gran crisis de seguridad en una región afecta a todos. También es imposible ‘compartimentar’, pensar que las tensiones de seguridad no afectarán a la economía», ha indicado, incidiendo en que «no es una guerra europea».
Así, ha puesto el ejemplo de «las ondas de choque» que está produciendo la invasión rusa, especialmente por la crisis mundial de alimentos y energía. «Los insto a ayudar a poner fin a la guerra, restaurar la soberanía de Ucrania y garantizar que se contengan las consecuencias globales, especialmente la creciente crisis alimentarias», ha dicho.
Borrell se ha referido a las cifras proporcionadas por el Programa Mundial de Alimentos, que estima que el número de personas con inseguridad alimentaria se ha duplicado de 135 millones antes de la pandemia a 276 millones a principios de 2022. Asimismo, debido a la guerra, ese número aumentará a 323 millones.
«En este momento, Rusia está bloqueando al menos 20 millones de toneladas de grano ucranianos que no pueden llegar a los mercados globales porque están siendo bloqueados. Eso es el equivalente a 300 barcos masivos que deberían estar atracando en puertos de todo el mundo», ha explicado, agregando que Moscú bombardea los puertos, la infraestructura y las tierras de cultivo de Ucrania.
«Justo después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, hablara con el presidente de la Unión Africana, (Macky Sall), las fuerzas rusas bombardearon el segundo silo de cereales más grande de Ucrania en Mikolaiv. Estas acciones hablan por sí solas», ha expresado.
Por todo ello, Borrell ha señalado que, desde la Unión Europea, apoyan «plenamente» los esfuerzos de la ONU para que Ucrania pueda reabrir sus puertos y reanudar sus envíos de cereales al mundo. «Esto tiene que ser la máxima prioridad», ha advertido.
«La UE ya ha aumentado su apoyo a algunas de las regiones más afectadas. La UE y sus estados miembros se han comprometido a aportar 1000 millones de euros para las regiones del Sahel y el lago Chad y más de 600 millones de euros para el Cuerno de África. También hemos puesto en marcha un mecanismo alimentario de 225 millones de euros para ayudar a nuestros socios en Oriente Próximo y África del Norte», ha indicado.
NADIE PUEDE SER NEUTRAL
«Ante la agresión, nadie puede ser neutral. Ser neutral en este caso significa estar del lado del agresor. Nadie puede vivir seguro en un mundo donde el uso ilegal de la fuerza está normalizado o tolerado», ha precisado.
Además, el Alto Representante ha destacado que las sanciones impuestas contra Moscú «no son la causa de la escasez de alimentos». «Solo tienen como objetivo la capacidad del Kremlin para financiar la agresión militar, no la conducta del comercio legítimo», ha matizado.
Así, ha defendido que las sanciones «no prohíben la importación y el transporte de productos agrícolas rusos, ni de fertilizantes, ni el pago de dichas exportaciones rusas». Además, solo se aplican, ha dicho Borrell, en el territorio de la UE. «Estamos en contra de las sanciones secundarias como cuestión de principio y de derecho», ha aclarado.
De esta manera, el Alto Representante ha dicho que están «listos» para hablar con los socios e «investigar posibles interpretaciones erróneas de las sanciones de la UE que podrían conducir a un cumplimiento excesivo o a la evasión del mercado».
Borrell ha discutido con el secretario general de la ONU, António Guterres, así como con el secretario general adjunto, Martin Griffiths, distintas soluciones para desbloquear las exportaciones de grano de Ucrania en el Mar Negro.
«La UE está plenamente movilizada para mantener a Ucrania económicamente a flote y militarmente capaz de defender a su pueblo, su integridad territorial y su democracia. Y hacemos un llamamiento a todos los miembros de la ONU, grandes y pequeños, para que ayuden a Ucrania haciendo lo mismo», ha zanjado. (Europa Press)