El presidente saliente de Brasil, Jair Bolsonaro, se despidió ayer entre lágrimas de sus seguidores, en una transmisión por redes en la que no tocó el tema de su presencia o no en la asunción de Lula da Silva el domingo.
“El mundo no se acabará el 1 de enero. Tenemos un gran futuro por delante. Se pierden batallas, pero no perderemos guerras”, afirmó el mandatario durante una transmisión en vivo por sus redes sociales, la primera que realiza desde la elección que perdió en octubre, por 50,9% a 49,1%, ante Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro tiene previsto viajar en breve a Estados Unidos al dejar la presidencia, aunque no aclaró cuándo embarcará, ni si participará de la ceremonia de investidura de Lula en Brasilia.
La secretaría general de la Presidencia autorizó el traslado al exterior de una comitiva de funcionarios para dar seguridad y apoyo personal al futuro expresidente de la República, Jair Messias Bolsonaro, en un viaje internacional en “Miami, Estados Unidos, a realizarse del 1 al 30 de enero de 2023, según consta en el diario oficial de ayer.
Bolsonaro no mencionó el viaje, pero se dirigió a los centenares de seguidores que continúan movilizados frente a sedes militares en Brasilia y otras ciudades, pidiendo una intervención de las Fuerzas Armadas para impedir el regreso de Lula al poder.
“Algunos deben estar criticándome, diciendo que podría haber hecho esto o aquello. No puedo hacer algo que no sea bien hecho, sin que los efectos colaterales sean demasiado dañinos”, justificó el mandatario.
Fuera de la residencia oficial de Alvorada, dos manifestantes que acompañaban la transmisión en vivo por su celular lo insultaron con gritos de “cobarde” y “sin vergüenza”, según algunos medios.
Desde que se supo ganador a Lula da Silva, muchas de estas actitudes se transformaron en hechos violentos en las calles, donde la población que todavía apoyaba a Bolsonaro, exigía los militares y policías a que impidan a que el gobierno de izquierda pueda asumir el próximo 1 de enero.
Hasta la fecha estas medidas de protesta continúan en varias poblaciones brasileñas, causando enfrentamientos contra las fuerzas del orden del Estado.
“Jamás esperaba llegar hasta ahí”, decía mientras tanto Bolsonaro, entre lágrimas. “Como mínimo, atrasamos cuatro años el hundimiento de Brasil en esta ideología nefasta que es la izquierda). Di lo mejor de mí”, añadió.
Tras la derrota, Bolsonaro se había recluido en la residencia oficial, manteniéndose prácticamente en silencio. A pesar de que autorizó formalmente el inicio de la transición gubernamental, no reconoció públicamente la victoria de Lula.
Sin embargo, ayer criticó una tentativa de ataque con un explosivo en los alrededores del aeropuerto de Brasilia protagonizados por simpatizantes suyos la semana pasada. “Nada justifica esa tentativa de acto terrorista”, dijo, aunque defendió al resto de los manifestantes acampados en la capital.
Ese y otros actos de vandalismo protagonizados por bolsonaristas en diciembre en la capital obligaron a reforzar la seguridad de la toma de posesión de Lula, que contará con un efectivo policial inédito. (Infobae).