Monterrey (México).- Muchos haitianos que se dirigen a la frontera sur de Estados Unidos, mientras miles de sus compatriotas fueron expulsados de un campamento fronterizo, están pensando encontrar trabajo en México si las medidas para frenar la entrada al país del norte siguen siendo estrictas.
Miles de migrantes -la mayoría haitianos- fueron desalojados de un campamento fronterizo entre las ciudades Del Río, en Texas, y Ciudad Acuña, en México. Algunos fueron trasladados en avión, mientras que otros permanecen en Estados Unidos por ahora.
Durante semanas, los haitianos han estado huyendo del caos económico, político y social en su tierra natal, con muchas millas todavía atravesando Centroamérica y México, con la esperanza de llegar a Estados Unidos para lograr una mejor vida.
Miles de ellos se han dispersado por el norte de México en las últimas semanas, lo que ha generado preocupación entre los funcionarios de que los cruces masivos, como los que se ven en Ciudad Acuña, pueden ocurrir en otros lugares.
En Monterrey, unos cientos de kilómetros al sureste, se han reunido unos 2.000 haitianos, según recuentos de los refugios para migrantes.
Marck Lender, un haitiano de 30 años que viajó desde Chile, dijo que se esperaría hasta obtener los papeles necesarios para legalizar su estadía.
«Tengo miedo de las autoridades migratorias, no quiero que me deporten», confesó mientras comía un caldo de pollo en un comedor de una casa para migrantes. «Si encuentro trabajo en México, me voy a quedar».
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) dijo que se había encontrado casi 30,000 migrantes en Del Río en las últimas dos semanas y que no quedaba ninguno en el campamento para el viernes.
Más de 12,000 de ellos tendrán la oportunidad de presentar su caso de asilo ante jueces estadounidenses, mientras que unos 8,000 regresaron voluntariamente a México y 2,000 fueron expulsados a Haití. Otros detenidos esperan conocer su destino.
Roberson, un soldado haitiano de 42 años que llegó desde Brasil, dijo que estaba harto de pagar dinero a «guías» y que acababa de presentar una solicitud de asilo en México.
«Nos han tratado muy mal durante todo el viaje y nos han cobrado mucho para llegar aquí», sostuvo, rodeado de cientos de familias, algunas de las cuales durmieron en la calle debido a la falta de espacios en albergues en Monterrey.
Roberson, quien dijo que tenía esposa e hijos en Haití, se negó a dar su nombre completo. Aseguró que quería conseguir un trabajo en Monterrey, o en las ciudades fronterizas Tijuana o Mexicali.
Miles de haitianos más se están moviendo a través de Centroamérica, y otros -unos 16,000- esperan embarcaciones hacia la región del Darién, una peligrosa zona selvática que separa Colombia de Panamá. (Reuters)