El texto aprobado ayer a mano alzada, destaca específicamente que las fuerzas Al Quds y la milicia paramilitar Basij, que están afiliadas a la Guardia Revolucionaria, también deben ser incluidas en la lista.
Como la Guardia Revolucionaria está presente en la economía iraní a través de numerosas empresas que controla directa o indirectamente, el texto también pide la prohibición de cualquier actividad económica o financiera con esas firmas.
La moción sobre este pedido había sido anunciada días antes en la plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia, y motivó una reacción inmediata de parte del gobierno iraní.
El ministro de Relaciones Exteriores de dicho Hossein Amir Abdollahian, mantuvo un contacto telefónico con el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, a quien advirtió sobre consecuencias negativas de tal decisión.
En un comunicado, la cancillería iraní apuntó que en su conversación con Borrell, Abdollahian criticó firmemente la posición emocional del Parlamento Europeo y calificó la decisión de inapropiada e incorrecta.
Las relaciones entre Irán y a UE se tensionaron desde el comienzo de las protestas desatadas por la muerte en septiembre de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años que falleció bajo custodia de la policía de la moral por no llevar correctamente puesto el velo.
Las protestas continúan protagonizadas sobre todo por jóvenes y mujeres al grito de mujer, vida, libertad, en las que lanzan consignas contra el régimen y queman velos, uno de los símbolos de la República Islámica y algo impensable no hace mucho.
Las autoridades iraníes respondieron con una fuerte represión policial que causó aproximadamente 500 muertos y cerca de 20.000 detenidos, según ONGs con sede fuera de Irán.
A ello se suma la ejecución de cuatro manifestantes, una de ellas pública, y sentencias a la horca de al menos 17 personas. (Infobae).