La cárcel militar de Estados Unidos en Guantánamo (Cuba) cumple 20 años con 39 presos y dificultades para su traslado, situación que sigue siendo analizada por el actual presidente estadounidense, Joe Biden, debido a su alta complejidad.
Guantánamo se acabó convirtiendo en símbolo de abusos y torturas por parte del país que se precia de ser el faro de la democracia. Llegó a albergar a casi 680 presos.
Se cumplen 20 años desde la llegada de los primeros prisioneros a Guantánamo, la cárcel ubicada en la base militar de Estados Unidos en Cuba, icono infame de torturas y abusos.
El ahogamiento fingido, la privación de sueño o la exposición a temperaturas extremas fueron algunas de las técnicas utilizadas por Estados Unidos en Guantánamo.
En el momento de mayor ocupación, en 2003, hubo 680 prisioneros. Hoy ya sólo quedan 39. Diez de los 39 internos están imputados por cargos, entre ellos, cinco acusados de ayudar a planear los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que se cobraron la vida de 3.000 personas. Pero aún no han sido juzgados.
Partidarios del cierre del centro de detención en la Bahía de Guantánamo se mostraron optimistas cuando el presidente estadounidense Joe Biden asumió el cargo, pero muchos ahora se impacientan por las pocas señales de progreso en el cierre cuando su gobierno completa su primer año.
Coincidiendo con este 20 aniversario, dos grupos que trabajan para la ONU en desaparición forzada y detención arbitraria, y cinco expertos independientes en derechos humanos, pidieron al gobierno estadounidense cerrar el sitio, regresar los detenidos a sus países de origen o a terceros países seguros, y dar remedio y reparación por la detención en el marco de la tortura.
Los expertos subrayan que de unas 700 personas que han estado detenidas ahí, permanecen aún 39 hombres presos, pero sólo nueve han sido acusados o condenados por crímenes. Pero estos procesos están llenos de fases complejas.
Juan Méndez, exrelator de Tortura de la ONU y profesor de legislación en Derechos Humanos en el Washington College, explicó para RFI la «complejidad» de su cierre. El procedimiento para poder llevar a cabo un traslado está cargado de dificultades que pueden dilatarlo de forma impresionante en el tiempo.
Primero, es necesaria la recomendación del Consejo de Revisión Periódico, un panel que reúne a seis agencias de seguridad diferentes del Gobierno. Luego, el Departamento de Estado tiene que llegar a un acuerdo con un tercer país y éste no puede ser ninguno que no garantice el control de ese detenido. Una vez logrado el acto, el jefe del Pentágono debe informar al Congreso. Todo este proceso se puede llegar a eternizar y ahora es la base fundamental de no poder finiquitar Guantánamo. (Agencia RFI)