«Muchas de las personas secuestradas son mujeres y niños, incluidos algunos bebés», dijo el secretario de la Coalición de Grupos de la Sociedad Civil del Zamfara, Attahiru Muhammed.
El ataque se produjo en varias localidades del estado de Zamfara, como Kanwa o Maradun, así como en otras aldeas más pequeñas.
Según Muhammed, los atacantes llegaron en gran número a esas localidades, donde entraron casa por casa para secuestrar a sus víctimas.
«Numerosas personas abandonaron esa zona. Los agricultores también hicieron lo mismo con sus cultivos», señaló el representante de la sociedad civil.
«Algunos huyeron a Gusau (la capital del estado de Zamfara), mientras que otros preferieron escapar a otros estados por la ausencia de seguridad. La situación es realmente mala en estos momentos», lamentó Muhammed.
Los estados del centro y noroeste de Nigeria sufren ataques incesantes por parte de bandidos, término usado localmente para nombrar a las bandas criminales que cometen asaltos, robos y secuestros masivos para lograr lucrativos rescates.
A principios de este mes, un grupo de bandidos armados secuestró al menos a setenta personas en las localidades de Zurmi, Bukkuyum, Bungudu y Maru, también ubicadas en el estado de Zamfara.
La violencia continúa a pesar de las reiteradas promesas del presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, de acabar con el problema y del despliegue de fuerzas de seguridad adicionales en la zona.
A la inseguridad en el noroeste de Nigeria se suma la registrada desde 2009 por el grupo yihadista Boko Haram y desde 2016, por la escisión del Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas inglés). (Infobae).