Se trata de La Germania, un barrio vecino al complejo penitenciario. Está ubicado al norte de la cárcel Regional de Guayaquil, lugar que el sábado 2 de octubre del 2021 fue escenario de enfrentamientos armados entre presos y militares, luego de la matanza del martes 28 de septiembre en la vecina Penitenciaría del Litoral.
“Vivimos con el temor permanente de una bala perdida. Por primera vez hemos visto tanques blindados patrullar las calles, como una zona de guerra”, contó Shirley Cañizares, una de las habitantes de las casas que colindan con el enrejado perimetral de la cárcel.
La crisis carcelaria ha llevado militares y tanquetas blindadas a la polvorosa calle de ingreso al barrio, ubicado a la altura del kilómetro 18 de la vía a Daule. Grupos de policías en motos patrullan la calle principal del populoso sector. Y el sobrevuelo de helicópteros es casi siempre un anuncio de problemas para los vecinos.
Cañizares cuenta que la madrugada del pasado lunes 13 de septiembre, el zumbido de los drones despertó a la toda familia. Y su esposo vio por la ventana el estallido de un dron que trasladaba explosivos al chocar contra el enrejado.
Otra de las detonaciones dirigidas desde un dron destruyó parte del techo de uno de los pabellones de reos. En otro hecho inédito, el barrio se convertía en una suerte de teatro de operaciones de bandas criminales para ataques
al centro penitenciario, desde el exterior.
Las autoridades atribuyen los enfrentamientos a disputas territoriales entre organizaciones narcodelictivas que operan dentro de las prisiones.
“Tenemos niños pequeños expuestos al peligro, pedimos que se construya un muro alto de concreto para mitigar el peligro, o que reubiquen a las familias como la nuestra, cuyas casas colindan con el penal”, indicó la mujer. En cada nuevo disturbio, ella y su familia corren a refugiarse en casa de una hermana.
La intervención conjunta de policías y militares a la Regional del pasado sábado fue recibida con disparos por los presos y provocó cuatro heridos. (El Comercio)