Casi 300 personas han sido enterradas en una fosa común en Bucha, una ciudad de las afueras de la capital ucraniana, Kiev, dijo su alcalde ayer después de que el ejército ucraniano retomara el control de la ciudad clave de Rusia.
“En Bucha, ya hemos enterrado a 280 personas en fosas comunes”, dijo el alcalde Anatoly Fedoruk. Según la autoridad, las calles de la ciudad, fuertemente destruidas, están llenas de cadáveres.
Había cuerpos con las manos atadas a la espalda, precisó la agencia AFP. Los cuerpos estaban diseminados a lo largo de varios centenares de metros, sin que hasta el momento se sepa la causa de las muertes.
Las tropas rusas se retiraron recientemente de varias localidades cerca de Kiev, tras haber fracasado en su tentativa de rodear la capital. Las autoridades ucranianas proclamaron que Bucha había sido «liberada».
Los combates y bombardeos dejaron un panorama apocalíptico, con enormes agujeros en edificios residenciales y automóviles destrozados en varias partes de la ciudad.
Dieciséis de los 20 cadáveres estaban en la acera de una calle o junto a ella. Tres se hallaban en medio de la calzada y uno en el patio de una vivienda. Un pasaporte ucraniano se hallaba cerca del cadáver maniatado.
Todos los muertos vestían ropas de civil: abrigos, casacas, pantalones vaqueros o de jogging y zapatillas deportivas o botas. Dos yacían a proximidad de bicicletas y otro cerca de un coche abandonado. Algunos estaban boca abajo y otros sobre la espalda.
Los rostros de los fallecidos tenían un aspecto ceroso, lo cual podría indicar que llevaban varios días en el lugar.
En otro orden, el papa Francisco condenó ayer en Malta la invasión rusa de Ucrania, donde se plantea ir por invitación del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, y pidió una respuesta «compartida» ante la creciente emergencia migratoria.
En un discurso en el palacio presidencial de La Valeta, al iniciar una visita de dos días a esta isla del Mediterráneo, el sumo pontífice argentino lamentó el «viento glacial de la guerra» procedente de «Europa del Este».
«Algún poderoso, tristemente encerrado en las anacrónicas pretensiones de intereses nacionalistas, provoca y fomenta conflictos», agregó en un alusión inequívoca al presidente ruso Vladimir Putin, aunque sin nombrarlo.
Francisco denunció además «las seducciones de la autocracia» y «los nuevos imperialismos», que traen el riesgo de «guerra fría ampliada que puede sofocar la vida de pueblos y generaciones enteros».
Consultado por la prensa sobre un posible viaje a Ucrania, el santo padre respondió: «Sí, está sobre la mesa».
El pontífice argentino, de 85 años, fue invitado por Zelensky para desempeñar el papel de mediador en las negociaciones entre Ucrania y Rusia y visitar su país invadido por las tropas rusas desde finales de febrero.
También fue invitado por el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, para «mostrar su compasión» con el pueblo ucraniano
Frente al conflicto en Ucrania, que ha llevado a más de 4,1 millones de sus habitantes a huir del país, el Papa pidió «respuestas amplias y compartidas».
«No pueden cargar con todo el problema sólo algunos países, mientras otros permanecen indiferentes», manifestó ante el presidente maltés George Vella y el cuerpo diplomático.
Además de la referencia a Ucrania, era una crítica a la política migratoria de la Unión Europea (UE), entre ellas Malta, acusada de cerrar sus puertos a las ONG que socorren migrantes que tratan de alcanzar Europa cruzando el Mediterráneo. (INFOBAE)