La denuncia alcanza no solo a Castillo, sino a la que fuera primera ministra, Betssy Chávez; su predecesor en el cargo, Aníbal Torres; el ex ministro del Interior, Willy Huerta, y su homólogo de Comercio Exterior, Roberto Sánchez.
El documento presentado por Benavides señala a Castillo como presunto coautor de un delito contra los poderes del Estado y el orden constitucional en forma de rebelión, así como de otro delito contra la Administración Pública por abuso de autoridad y perturbación de la tranquilidad pública.
En el caso de Chávez, Huerta y Sánchez, la fiscal de la nación la señala como presunta coautora del delito contra los poderes del Estado y el orden constitucional en modalidad de rebelión y conspiración.
Según el Código Penal peruano, el expresidente Castillo podría ser sentenciado con una pena de entre 10 y 20 años de prisión.
El Congreso de la República retiró ayer el fuero especial al expresidente Castillo, levantando por tanto la prerrogativa de antejuicio político de la que gozaba hasta ahora el mandatario andino.
Castillo anunció el miércoles pasado la disolución del Parlamento, para evitar una moción de censura en su contra y la puesta en marcha de un Gobierno de excepción. Las medidas no obtuvieron el respaldo necesario para seguir adelante y, finalmente, el mandatario acabó destituido y detenido por la Fiscalía.
Tras este episodio, la que hasta el momento había sido su número dos, Dina Boluarte, fue nombrada presidenta de Perú. Esta decisión despertó malestar entre ciertos sectores de la población, que protagonizan manifestaciones en contra. (Europa Press)