Los expertos entrevistados por BBC Mundo explicaron los pilares de la felicidad de Bután, estados del sur de Asia donde un monje es reconocido como la quinta reencarnación de un maestro espiritual.
«La felicidad es algo que preocupa a todos», señaló su eminencia Khedrupchen Rinpoche. «Lo reconozca o no, este es el propósito de todo ser humano».
Rinpoche reflexionó mucho sobre la búsqueda de la felicidad. El monje es reconocido como la quinta reencarnación de un maestro espiritual y es actualmente jefe del monasterio Sangchen Ogyen Tsuklag en Trongsa, Bután.
Ascendió a su puesto a la edad de 19 años en 2009, y fue el «Rinpoche» (maestro espiritual) más joven en Bután en ese momento.
Ahora, con 31 años, ha dedicado los últimos 12 años de su vida a enseñar al mundo los principios budistas y cómo se pueden aplicar para hacer la vida más feliz en el día a día, independientemente de la cultura o religión de cada persona.
Intercalado entre las potencias económicas y políticas de China e India, con una población de poco más de 760.000, el Reino de Bután es conocido en todo el mundo por su medida poco convencional de desarrollo nacional: Felicidad Nacional Bruta (FNB).
El concepto fue implementado en 1972 por el cuarto rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck.
Evitando las cuantificaciones económicas tradicionales, Bután evalúa el bienestar general de su país sobre la base de un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo; conservación medioambiental; preservación y promoción de la cultura y buena gobernanza.
«La Felicidad Nacional Bruta es un conjunto de condiciones colectivas que son generalmente necesarias para vivir una buena vida», dijo Rinpoche.
Antes de la pandemia, Rinpoche viajó por todo el mundo dando conferencias y talleres a través de su iniciativa Neykor.
También estaba trabajando para construir la primera academia budista en Bután que estará abierta a cualquier persona interesada en aprender sobre la filosofía budista, independientemente de su origen o religión.
«Todo lo que estaba haciendo quedó en suspenso. Decidí ver esto como una oportunidad para profundizar mi propia experiencia y aislarme», relató.
«Fui a las montañas y viví allí con muy poca comida, en condiciones climáticas adversas, sin más refugio que una cueva. Esto me dio el tiempo para absorber más profundamente lo que yo mismo enseñaba», añadió.
«Lo que quedó muy claro fue que la verdadera felicidad no tiene nada que ver con los fenómenos externos; es algo interior», señaló.
El monje enfatizó que no es necesario ir a tales extremos para encontrar la paz.
«Debemos dejar de buscar la felicidad en experiencias externas a nosotros mismos. Hay, en mi opinión, cuatro pilares: bondad o amabilidad amorosa, compasión, desapego y karma, que pueden ser aceptados fácilmente por cualquiera en cualquier momento de sus vidas, desde cualquier lugar «, indicó.
Según Rinpoche, la bondad amorosa «es la clave para generar felicidad no solo a nivel personal, sino también para los demás». El monje hizo hincapié en la importancia de ser amable con uno mismo primero y cómo esto conduce a la compasión hacia los demás.
«Debes amarte a ti mismo y saber de verdad que, sin importar las circunstancias, eres lo suficientemente bueno, eres suficiente. A partir de ahí, puedes transmitir esa compasión a los demás», apuntó Rinpoche.
Chunjur Dozi, un exguía turístico, cree que el sentido de compasión colectiva de Bután tiene sus raíces en la religión.
«Tenemos un fuerte sentido común de ayudar a los demás, que proviene de que la mayoría de la población es budista. Siempre considero si lo que hago beneficiará a la comunidad», agregó.
Cuando la pandemia le impidió seguir trabajando como guía, Dozi reevaluó su perspectiva y regresó a su pueblo de Tekizampa en mayo de 2020.
«Lo más difícil para mí fue enfrentar la pérdida de un trabajo que creía seguro», afirmó. «Sin embargo, no me faltaron alternativas. Pude regresar a mi pueblo y regresar a la tierra, cultivando y vendiendo productos».
Desde entonces, ha utilizado su experiencia como guía turístico para involucrar a otras personas en buscar formas para promover la cultura local entre los turistas, ahora que el Reino ha reabierto sus fronteras.
«Animé a la gente a que elaborara nuestras recetas tradicionales con arroz rojo para que fueran lo más auténticas posible y los turistas pudieran aprender sobre nuestra cocina local».
El tercer pilar de Rinpoche, el desapego o la impermanencia, es un concepto budista que está en la raíz de la cultura de Bután. «Cuando algo sale mal, no te deprimas inmediatamente porque las cosas cambiarán», dijo Rinpoche.
«Si aceptamos que todas las cosas son impermanentes, entonces eso significa que puede haber un cambio, y con el cambio hay esperanza».
Rinpoche explicó que esto también es válido para las cosas positivas de la vida. «Aceptar que las cosas no duran, incluyendo el éxito y la riqueza, te permite apreciar verdaderamente lo que tienes ahora en tu vida».
Además de abrazar la bondad hacia uno mismo y vivir con compasión hacia los demás, la pandemia también ha reforzado en Dozi la importancia de dar la bienvenida al cambio.
Desde que regresó a su aldea, el exguía ha aprendido carpintería y ha estado ayudando a sus vecinos a reparar sus casas mientras se embarcaba en un gran proyecto comunal.
«Renovamos una casa de campo tradicional que fue abandonada por una familia y la transformamos en un albergue, en una granja. Hace mucho tiempo que abogo por un enfoque más inmersivo del turismo y que la gente explore la cultura y el estilo de vida de las áreas más rurales de Bután. Al final del día, aprendí a ser feliz con lo que tengo y aprovecharlo al máximo», señaló.
Según Rinpoche, el cuarto pilar, el karma, no es lo que parece.
«El karma es totalmente malentendido. La mayoría de la gente piensa que significa que si haces algo malo, te sucederá algo malo, como una forma de venganza o castigo universal. No es eso en absoluto».
«Se trata de causas, condiciones y aceptar que tus acciones y elecciones tienen un impacto en el mundo que te rodea. Es como plantar la semilla de un árbol», dijo Riponche.
«Si plantamos una semilla de un árbol de mangos, obtendremos un árbol de mangos. ¡No podemos plantar una semilla de manzano y esperar que crezca un árbol de mangos!», añadió sonriendo.
«Creer en el karma es una oportunidad para que te transformes, te formes a ti mismo, para trabajar realmente en quién quieres convertirte y hacer lo que quieres lograr».
Aunque Rinpoche afirma que Bután es «increíblemente pacífico y tiene este entorno natural majestuoso y prístino», también reconoce que el reino tiene sus problemas, como cualquier otro lugar.
La inflación sigue aumentando y el índice general de precios al consumidor subió casi un 9% el año pasado. La inseguridad alimentaria también es una realidad (Bután importa alrededor del 50 % de lo que consume) y el país ha experimentado un aumento de casi el 15 % en los costos de los alimentos. (BBC Mundo)
Gobierno en pandemia
El impacto de cerrar sus fronteras desde marzo de 2020 hasta agosto de 2021 también significó que al menos 50.000 personas que trabajaban en la industria del turismo, como Dozi, perdieron su fuente de ingresos.
Sin embargo, la buena gobernanza, una de las piedras angulares del índice de la Felicidad Nacional Bruta, ha sido crucial para la supervivencia de Bután durante la pandemia.
La rápida respuesta del Gobierno al impacto socioeconómico del coronavirus ha sido alabada por la comunidad internacional, ya que difirió el pago de impuestos y otorgó ayuda financiera a los ciudadanos.
Los miembros del parlamento donaron el salario de un mes a los esfuerzos de socorro. El Gobierno también priorizó la vacunación de sus ciudadanos y actualmente el 90,2 % de la población elegible recibió dos dosis.
«Lo que tiene de especial ser butanés es que siempre hay un sentimiento compartido de gratitud, de bienestar comunitario e identidad nacional», afirmó Thinley Choden, una consultora y empresaria social.
Choden cree que parte de la razón por la que los butaneses ven la felicidad de manera diferente a otras culturas es su capacidad para reconciliar el pasado y el presente.
«La cultura de Bután está fuertemente arraigada en nuestras tradiciones y valores espirituales, pero somos una sociedad muy progresista y prágmática. Por lo general, nuestra cultura y religión no es prescriptiva, y no plantea una elección entre blanco y negro, sino que navega por el camino intermedio en la vida diaria», señaló.
Si hubiera un consejo que Rinpoche compartiría con el mundo sería el que «recuerda siempre que lo más importante es vivir la vida en el momento presente, y que la felicidad no es un subproducto de factores externos, sino el resultado de condicionar positivamente de tu propia mente. La felicidad está al alcance de todos».