El país estadounidense comprometió a seguir ayudando con más asistencia humanitaria y con la acogida de hasta 100.000 refugiados.
Las nuevas medidas se enmarcan en la vista a Europa del presidente norteamericano, Joe Biden, y llegan fruto de una «histórica coordinación» con otros bloques aliados como la UE y el G7, según la Casa Blanca. Las sanciones, ha explicado, «no tienen precedentes», tanto por su alcance como por la rapidez con la que se han adoptado.
La nueva ‘lista negra’ incluye a 328 diputados de la Duma rusa y también al propio órgano legislativo, así como a oligarcas como Herman Gref, principal responsable del banco Sberbank, y Genadi Timchenko. Washington señala, además, a 48 grandes empresas públicas vinculadas a la industria de Defensa.
«Mientras el presidente (Vladimir) Putin siga con esta guerra, Estados Unidos y sus aliados están decididos a garantizar que el Gobierno ruso sienta los efectos de nuestras acciones económicas, actuales y futuras», avisa la Casa Blanca, que vaticina un desplome de la economía rusa de al menos el 15 por ciento en 2022. El «colapso económico», añade, podría retrotraer a Rusia 15 años.
En el ámbito humanitario, la Administración de Biden se comprometió a enviar ayuda por valor de más de 1.000 millones de dólares, dentro de una colaboración que Estados Unidos hace extensiva también a toda la región. De hecho, se ha mostrado dispuesto a recibir a 100.000 refugiados, si bien «espera que muchos ucranianos elijan quedarse en Europa, cerca de su familia y de sus casas».
Los esfuerzos norteamericanos incluyen también medidas en favor de la democracia y avanzar en la rendición de cuentas por los crímenes de guerra presuntamente cometidos por Rusia, con un observatorio específico que se encargará de recabar información para que las autoridades rusas puedan rendir cuentas en un futuro de los abusos que están cometiendo en Ucrania. (Europa Press)