Los Ángeles.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó una propuesta sobre un plan de crecimiento de energías limpias a los líderes de los países americanos en la Cumbre de las Américas.
Biden se dirigió a los líderes de América para una asociación económica respetuosa con el medio ambiente, mientras se prepara para un primer encuentro formal con su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, un conocido escéptico del cambio climático.
El mandatario estadounidense se reunirá con el presidente brasileño en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, un encuentro que pretende subrayar el renovado compromiso de Estados Unidos con América Latina tras años de abandono comparativo bajo el Gobierno anterior de Donald Trump.
Prometiendo ayudar a las economías a crecer “de abajo hacia arriba y de la mitad hacia afuera, no de arriba hacia abajo” en la apertura de la cumbre, Biden dijo que la inversión en energía renovable sería fundamental.
“La alianza americana abordará la crisis climática con la misma mentalidad que estamos aportando al trabajo en Estados Unidos”, señaló Biden a los mandatarios reunidos. “Cuando oigo clima, oigo puestos de trabajo.
Los puestos de trabajo de alta calidad y bien pagados ayudarán a acelerar nuestra transición a una economía verde del futuro”.
Biden acogió la cumbre regional frente a desafíos nacionales y extranjeros que van desde el aumento de la inflación, el debate sobre el control de las armas tras nuevos tiroteos masivos y la guerra en Ucrania.
Sin embargo, en lugar de fomentar la unidad regional, la cumbre se ha visto afectada por conflictos diplomáticos provocados por la exclusión por parte de Washington de los países antagonistas de Estados Unidos -Cuba, Venezuela y Nicaragua-, con el argumento de que tienen un mal historial en materia de derechos humanos y democracia.
Esto molestó a los aliados del trío de países de izquierda, en particular al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que cumplió su amenaza de no asistir si no se invitaba a todas las naciones.
Otros mandatarios siguieron sus pasos, reduciendo a 21 el número de Jefes de Estado y de Gobierno visitantes.
El ministro de Asuntos Exteriores de México, Marcelo Ebrard, retomó el tema, diciendo que era un “grave error” dejar fuera a los países y que la decisión había hecho retroceder la cumbre a 2012, la última vez que Cuba no fue invitada.
Biden pareció hacer un guiño a la controversia sobre la lista de invitados casi al comienzo de su discurso antes de los dos días de conversaciones.
“Nuestra región es grande y diversa. No siempre estamos de acuerdo en todo”, dijo.
“Pero como somos democracias, resolvemos nuestros desacuerdos con respeto mutuo y diálogo”, agregó.
El boicot parcial dio mayor protagonismo al primer encuentro entre Biden y Bolsonaro, un admirador del expresidente estadounidense Donald Trump que esta semana volvió a poner en duda la victoria electoral de Biden en 2020.
Biden también adelantó una declaración de la cumbre sobre migración prevista para el viernes, calificándola de “nuevo enfoque innovador e integrado” con responsabilidad compartida en todo el hemisferio.
Sin embargo, dio pocos detalles, aparte de decir que la iniciativa “aumentará las oportunidades para una migración segura y ordenada a través de la región y tomará medidas contra la delincuencia y el tráfico de personas”, una de las principales preocupaciones de los representantes de la región.
Paralelamente a la cumbre, se está celebrando un encuentro de líderes empresariales cuyo objetivo es reforzar los lazos económicos regionales y recuperar las cadenas de suministro de Asia para contrarrestar las interrupciones.
El jueves, Biden debe presidir las conversaciones de los líderes destinadas a promover la seguridad energética, ya que las potencias occidentales intentan reducir su dependencia del petróleo y el gas de Rusia.
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, se reunirá con los jefes de Gobierno del Caribe para dar a conocer iniciativas destinadas a reforzar la capacidad de energía renovable de la región. (Reuters)