La Administración norteamericana, tanto la actual como las anteriores, venía aplicando una política de estrecha vigilancia sobre la actividad insurgente y, en su primer gran gesto tras la toma talibán de Kabul, ha formalizado la congelación de esos 9.500 millones de dólares –tanto en manos de la Reserva Federal como de otras entidades financieras– y la interrupción del flujo de efectivo, según fuentes citadas por la agencia de noticias Bloomberg.
El Departamento del Tesoro tiene claro que los Talibán no podrán acceder a «ningún activo que el Banco Central del Gobierno afgano tenga en Estados Unidos», en palabras de un portavoz gubernamental consultado por ‘The Washington Post’ y que ha dado cuenta de los contactos de los últimos días entre distintos departamentos y la propia Casa Blanca.
El gobernador interino del Banco Central de Afganistán, Ajmal Ahmady, que ya había anticipado el lunes esta congelación inminente de los activos internacionales, ha asegurado en Twitter tras las últimas informaciones de Estados Unidos que los Talibán apenas dispondrán del «0,1 o el 0,2 por ciento» de las reservas internacionales.
«Sin el respaldo del (Departamento del) Tesoro, es improbable que otros donantes apoyen al Gobierno talibán», ha dicho Ahmady, quien también ha apuntado que los milicianos deberían haber previsto que esto pasaría, en la medida en que es «un resultado directo de la política de sanciones de Estados Unidos» en vigor.
«Los talibanes han ganado militarmente, pero ahora tienen que gobernar. No es fácil», ha señalado el responsable del Banco Central. Ahmady ha vaticinado que la situación financiera interna podría empeorar si los talibanes aplican controles de capital y limitan el acceso al dólar, la divisa local pierde valor y la inflación se dispara. (Europa Press)