El ataque fue el segundo de gran envergadura perpetrado en Kabul en lo que va de 2023 y recibió la condena de la comunidad internacional.
La milicia radical explicó en un comunicado que un suicida, al que identificó como el mártir Kheiber al-Qandahari, detonó su chaleco explosivo en medio de empleados gubernamentales y guardias cuando salían por la puerta principal del ministerio.
El gobierno del Talibán no respondió de inmediato al reclamo del grupo extremista. El vocero de la policía de Kabul, Khalid Zadran, dijo que la explosión mató a cinco civiles y que varios más resultaron heridos en dichas instalaciones.
Los extremistas incrementaron sus atentados en Afganistán desde la llegada al poder del Talibán en 2021. Entre sus objetivos había patrullas talibanes y miembros de la minoría chií del país.
Tras el ataque, más de 40 heridos fueron trasladados a un centro médico de la capital, gestionado por la organización humanitaria Emergency. Stefano Sozza, director de la ONG en Afganistán, indicó entonces que se esperaba que el número de víctimas mortales subiese. (Infobae).