Años de mala gestión y las sanciones impuestas por Estados Unidos le han restado margen de maniobra a la estatal Petróleos de Venezuela para generar e importar suficiente crudo ligero y productos refinados para convertir su crudo extrapesado en variedades exportables.
La escasez de diluyentes ha mantenido a la Faja del Orinoco en emergencia, declarada por PDVSA desde agosto debido a la suspensión forzosa de producción en algunos proyectos y estaciones de mezcla, lo que también ha creado retrasos para exportar, según los documentos de la compañía.
PDVSA y sus empresas mixtas exportaron en septiembre 414.000 barriles por día (BPD) en 19 cargamentos, una disminución de 34% respecto al mes anterior y el promedio más bajo desde octubre de 2020.
Alrededor de dos tercios de los embarques zarparon rumbo a Asia, el principal destino del petróleo de Venezuela, mientras que 77.500 bpd de crudo y productos refinados se dirigieron a Oriente Medio y 58.000 bpd fueron recibidos por Cuba, aliado político del presidente Nicolás Maduro.
PDVSA no respondió a una solicitud de comentarios.
La producción en la Faja podría rebotar a su nivel promedio del año pronto. A multas de septiembre, el tanquero Dino I de bandera iraní comenzó a descargar 2,1 millones de barriles de condensado que anteriormente fueron utilizados como diluyentes por las empresas mixtas Petrolera Sinovensa, Petrocedeño y Petropiar.
Se espera que una segunda carga del condensado iraní llegue en las próximas semanas como parte de un contrato de intercambio entre PDVSA y la estatal iraní NIOC que proporcionaría suministros durante al menos seis meses.
Irán, cuya cooperación con Venezuela se ha profundizado en medio de sanciones impuestas por Washington a ambas naciones, envió un embarque más pequeño de condensado en julio, y entre febrero y abril suministró gasolina para el país sudamericano. (Reuters)