La agencia EFE reflejó las declaraciones del director técnico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, quien afirmó ayer tras la reunión del comité científico que hay que mantener la máxima prudencia posible porque la realidad del volcán «es cambiante», pero ha insistido en que, si se mantiene esta constante de estabilidad, «es bueno para todos».
Una imagen del satélite Aqua de la NASA, por otro lado, captó desde el espacio el misterioso patrón de ondas concéntricas que apareció sobre el volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, el pasado fin de semana.
La erupción no ha sido lo suficientemente enérgica como para inyectar grandes cantidades de cenizas y gases en la estratosfera, donde pueden tener efectos fuertes y duraderos en el clima y el clima. Sin embargo, ha sido lo suficientemente fuerte como para producir una columna creciente de emisiones que ayudó a formar el patrón notable en las nubes que el instrumento Modis del satélite Aqua tomó el 1 de octubre, informa la NASA recogida por Europa Press.
La nube en forma de diana fue el producto de una columna ascendente de cenizas y gases sobrecalentados conocida como columna de erupción. La flotante columna de vapor de agua y otros gases se elevó rápidamente hacia arriba hasta chocar con una capa de aire más seca y cálida a aproximadamente 5,3 kilómetros de altitud, según Involcan.
El aire inusualmente cálido de arriba –una inversión de temperatura– funcionaba como una tapa, evitando que la columna volcánica se elevara más. En cambio, se aplanó y se extendió horizontalmente.
Dado que las erupciones volcánicas suelen tener reflujos y flujos naturales en su intensidad, los pulsos en el flujo ascendente de la columna volcánica crearon ondas de gravedad concéntricas a medida que golpean la inversión de temperatura y se extienden hacia afuera. El proceso es similar a la forma en que una piedra que cae en un estanque crea ondas que se extienden hacia afuera. (Europa Press – Agencias)