El papa Francisco se dirigió ayer públicamente al presidente de Rusia, Vladímir Putin, para que detenga la «espiral de violencia y muerte» en Ucrania y expresó su preocupación por el riesgo de una escalada nuclear en el planeta.
«Mi llamamiento se dirige sobre todo al presidente de la Federación Rusa, suplicándole detener, también por amor a su pueblo, esta espiral de violencia y de muerte», dijo Francisco, dirigiéndose por primera vez en público a Putin, pero sin citar su nombre. Luego esa frase fue publicada en el Twitter oficial del argentino.
El pontífice sustituyó la catequesis del Ángelus con esta reflexión en la que llamó al mundo a recurrir a «instrumentos diplomáticos» para frenar este «grave, devastador y amenazador conflicto» y animó al presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, a «estar abierto a serias propuestas de paz».
Francisco, asomado a la ventana del Palacio Apostólico, confesó el profundo dolor que le causan los ríos de sangre y lágrimas versados estos meses, las miles de víctimas, en particular de niños y las tantas destrucciones que han dejado sin casa a muchas personas y familias; y amenazan con el frío y el hambre a vastos territorios.
¿Y qué decir del hecho que la humanidad se encuentre nuevamente delante de la amenaza atómica? Es absurdo. ¿Qué más debe suceder? ¿Cuánta sangre debe aún correr para que comprendamos que la guerra no es nunca la solución, sino solo destrucción?, cuestionó.
El pontífice exigió que se llegue inmediatamente a un alto el fuego, que que callen las armas y se busquen las condiciones para empezar negociaciones capaces de llevar a soluciones no impuestas con la fuerza, sino concordadas, justas y estables.
Estas, indicó, deberán ser fundadas en el respeto del sacrosanto valor de la vida humana, de la soberanía y la integridad territorial de todo país, así como en los derechos de las minorías y sus legítimas preocupaciones.
Asimismo, deploró vivamente la grave situación creada en los últimos días con nuevas acciones contrarias a los principios del derecho internacional, como la anexión rusa de cuatro regiones ucranianas, que Francisco no especificó.
Estas acciones, a su parecer, aumentan el riesgo de una escalada nuclear hasta hacer temer consecuencias incontrolables y catastróficas a nivel mundial.
Su llamamiento, además de ir dirigido a Putin y Zelensky, también fue para todos los protagonistas de la vida internacional para que hagan todo lo posible para poner fin a la guerra en curso sin dejarse arrastrar en peligrosas escaladas y para promover y apoyar iniciativas de diálogo.
Por favor, hagamos respirar a las jóvenes generaciones el sano aire de la paz, no la contaminada de la guerra, que es una locura. Tras siete meses de hostilidades, que se recurra a todos los instrumentos diplomáticos, también a los hasta ahora eventualmente no usados, para hacer que termine esta enorme tragedia, finalizó.
Francisco se ha mostrado en todo momento preocupado por la guerra en Ucrania, llegando a valorar un viaje a ese país, y en esta ocasión decidió dedicar todo el Ángelus a reflexionar sobre el problema, algo que ocurre rara vez, la última en 2013 para pedir la paz en Siria. (Infobae).