El globo chino, que Beijing niega fuera una nave espía del Gobierno, pasó una semana sobrevolando Estados Unidos y Canadá antes de que el presidente Joe Biden ordenara su derribo. Desde entonces, miembros de la policía federal (FBI)han estado estudiando los restos para evaluar las capacidades de vigilancia del objeto.
También llevó al Ejército estadounidense a rastrear los cielos en busca de otros objetos que no fueran captados por los radares, lo que condujo a un número sin precedentes de tres derribos en los tres días transcurridos entre el viernes y el domingo.
El Ejército estadounidense y el Gobierno de Biden, reconoció que aún se desconoce mucho sobre los objetos no tripulados más recientes, como por ejemplo cómo se mantienen en el aire, quién los construyó y si pueden haber estado recopilando información de inteligencia.
El Ejército dijo que apuntar a los últimos objetos fue más difícil que derribar el globo espía chino, dado el menor tamaño y la falta de firma de radar tradicional de los objetos.
Como ejemplo de la dificultad, el más reciente derribo de un objeto no identificado el domingo por un caza F-16 requirió dos misiles sidewinder, luego de que uno de ellos fallara en acertar al objetivo, dijo un oficial de Estados Unidos, hablando bajo condición de anonimato. (Infobae).