Washington.- El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, trabaja con socios internacionales en nuevas posibilidades que podrían imponerse en respuesta a las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua, que Washington ha denunciado como una farsa organizada por el presidente Daniel Ortega, dijeron funcionarios estadounidenses.
El gobierno de Estados Unidos también inició una revisión de la participación de Nicaragua en un acuerdo de libre comercio con Centroamérica y ya ha detenido el apoyo a cualquier actividad de «desarrollo de la capacidad comercial» que se considere que beneficia al gobierno de Ortega, dijo a Reuters un funcionario de alto rango del Departamento de Estado bajo condición de anonimato.
El gobierno de Biden, dependiente en las sanciones impuestas por su predecesor Donald Trump, ha aplicado medidas financieras de castigo y prohibiciones de a decenas de funcionarios nicaragüenses, incluidos los miembros de la familia Ortega, por la represión del gobierno centroamericano antes de la elección.
Además, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, declaró la semana pasada que Ortega, que aspira a un cuarto mandato, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, estaban «preparando una elección falsa y carente de credibilidad, silenciando y arrestando a sus opositores».
Una fuente del gobierno estadounidense dijo que se estaban preparando nuevas sanciones para después de las elecciones y el funcionario del Departamento de Estado también dijo que la medida era probable.
El gobierno de Nicaragua y su embajada en Washington no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
Ortega dijo en junio que las sanciones no doblegarán su administración y que su gobierno estaba siguiendo la ley al enjuiciar a las personas que conspiraban en su contra.
En julio, había acusado a Washington de intentar socavar las elecciones y buscar «sembrar nuevamente el terrorismo» en Nicaragua, una aparente referencia al financiamiento estadounidense de los combatientes «Contra» de derecha en la década de 1980.
«Seguiremos utilizando las herramientas diplomáticas y económicas a nuestra disposición para promover la rendición de cuentas de aquellos que apoyan los abusos a los derechos humanos del régimen de Ortega y los ataques a la democracia nicaragüense», dijo el funcionario del Departamento de Estado.
«Tenemos herramientas de sanciones. Estamos trabajando con socios internacionales, así como en foros multilaterales, de manera que defiendan nuestros valores, y seguiremos haciéndolo», agregó el funcionario.
Ambos funcionarios se rehusaron a identificar los posibles objetivos de las sanciones o proporcionar una fecha para las nuevas medidas.
La Unión Europea (UE) adoptó sanciones similares a las estadounidenses, pero no está claro hasta dónde está dispuesta a llegar el grupo y los gobiernos regionales para presionar a Ortega.
También es incierto si el gobierno estadounidense está considerando la posibilidad de concentrarse directamente en Ortega, un antiguo líder guerrillero marxista. Murillo, considerado por los funcionarios estadounidenses como una persona poderosa e influyente, ya enfrenta sanciones.
El gobierno de Biden encabezó la semana pasada una resolución de la Organización de Estados Americanos que expresaba su «alarma» por la represión en Nicaragua y también está buscando formas de presionar financieramente al gobierno de Ortega.
Funcionarios estadounidenses han anunciado que la membresía de Nicaragua en el acuerdo comercial regional CAFTA-DR, que da un trato preferencial a las exportaciones centroamericanas a Estados Unidos, podría estar en peligro si Ortega amaña las elecciones a su favor.
El funcionario del Departamento de Estado confirmó que ya está en marcha una revisión. «Seguimos revisando su participación en cualquier programa de asistencia patrocinado por Estados Unidos», dijo la fuente.
Además, el responsable reconoció, sin embargo, que el gobierno está discutiendo los posibles obstáculos legales a cualquier suspensión de Nicaragua del pacto comercial, que algunos expertos han sugerido que podría complicar cualquier acción.
Una persona familiarizada con el asunto dijo que también hay preocupaciones dentro del gobierno de que la eliminación de Nicaragua pueda golpear lo suficientemente duro a una economía y en dificultades como para empeorar la situación humanitaria de los nicaragüenses, fomentando una mayor migración hacia la frontera entre Estados Unidos y México
Alrededor de la mitad de las exportaciones nicaragüenses se dirigen a Estados Unidos, con aranceles bajos en virtud del CAFTA-DR. (Reuters)