“Estos referendos son una afrenta a los principios de soberanía e integridad territorial que sustentan el sistema internacional”, dijo el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
“Estados Unidos nunca reconocerá los reclamos de Rusia sobre cualquier parte supuestamente anexada de Ucrania”, agregó.
Casi al mismo tiempo, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, también denunció los planes de las fuerzas respaldadas por Rusia y advirtió que se trataba de otra escalada en la guerra provocada por el Kremlin.
“Los referéndums falsos no tienen legitimidad y no cambian la naturaleza de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Esta es una nueva escalada en la guerra de Putin”, escribió en Twitter el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
“La comunidad internacional debe condenar esta flagrante violación del derecho internacional y aumentar el apoyo a Ucrania”, agregó.
Los territorios separatistas prorrusos de Donetsk y Lugansk -ambos en la región del Donbás, en el Este de Ucrania- así como las regiones de Kherson y Zaporizhzhia anunciaron la convocatoria a referendos de anexión del 23 al 27 de este mes.
Ucrania respondió de inmediato y prometió “liquidar” la “amenaza” rusa.
“Ucrania va a solucionar la cuestión rusa. La amenaza sólo puede liquidarse por la fuerza”, escribió en Telegram el jefe de la administración presidencial ucraniana, Andrii Yermak.
La retirada de las tropas rusas de la región nororiental de Kharkiv, la contraofensiva ucraniana en el sur y el avance de las tropas de Kiev hacia Lugansk ha provocado el nerviosismo de los dirigentes prorrusos, que debían celebrar la consulta el próximo 4 de noviembre, coincidiendo con la fiesta nacional rusa, según adelantó en su momento el partido del Kremlin, Rusia Unida.(Infobae).