Las autoridades le localizaron en una clínica de Palermo, donde había acudido para someterse a un tratamiento, según el comandante de los Caribinieri, Pasquale Angelosanto. Messina se había registrado con un nombre falso para recibir una sesión de quimioterapia, según la Rai.
Un centenar de efectivos participaron en esta delicada operación, en la que Messina no ofreció resistencia a los agentes. El capo fue trasladado a una ubicación segura previo paso a su llegada a un centro penitenciario de máxima seguridad, en línea con los protocolos para este tipo de arrestos.
No en vano, estaba considerado el prófugo número uno de Italia, en la medida en que simboliza las prácticas de una mafia que marcó algunas zonas del país durante décadas. Su actividad delictiva se remonta a la década de los ochenta, cuando no había cumplido 30 años, y sobre él pesan dos cadenas perpetuas.
La última de ellas deriva de su conexión con los asesinatos en 1992 de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en dos tragedias históricas de la lucha de las autoridades italianas contra el crimen organizado durante la década de los noventa.
Aunque esta condena subraya que el mafioso no tuvo ningún papel en la ejecución de los atentados que acabaron con la vida de los jueces, las masacres de Capaci y Via D’Amelio, sí concluye que el mafioso ofreció ayuda para vigilar a los magistrados en el momento en que el gran responsable de los ataques, Salvatore Riina, decidiera lanzar las operaciones.
El fiscal Paolo Guido, uno de los responsables de la causa, celebró que dicha operación es el resultado de años de investigaciones y deriva de una labor de coordinación difícil y compleja entre distintas instituciones.
Para el fiscal de Palermo, Maurizio De Lucia, responsable junto a Guido del caso, la operación tiene una importancia histórica y supone saldar una deuda con los mártires que perdieron la vida en Italia, como explicó a la radiotelevisión pública.
SATISFACCIÓN DEL GOBIERNO
Para la primera ministra, Giorgia Meloni, se trata de una gran victoria del Estado, que no se rinde ante la mafia. Meloni, que se desplazó hasta Palermo, apuntó que la detención de Messina se produjo 30 años después de la de otro simbólico capo, Salvatore Totò Riina.
Meloni agradeció en Twitter la labor a todas las instituciones implicadas en la detención del exponente más significativo de la criminalidad mafiosa. «La prevención y combate contra los delitos de la mafia, seguirá siendo la prioridad absoluta de este Gobierno», enfatizó.
Ya ante los medios, no escatimó elogios para las distintas autoridades en un día que ratificó calificando de histórico y por el que también ha expresado su satisfacción el presidente de Italia, Sergio Mattarella, que habló con el ministro del Interior y con el jefe de los Carabinieri.
El viceprimer italiano Matteo Salvini, líder de la Liga, también celebró lo que considera un buen día para el país, si bien la satisfacción se extiende también a todo el espectro político. «La mafia siempre pierde al final», señaló el líder del Partido Democrático, Enrico Letta.
Por su parte, el principal responsable del Movimiento 5 Estrellas (M5S), Giuseppe Conte, subrayó que la mafia no puede ganar, advirtiendo que el Estado no debe bajar sus defensas ni ahora ni nunca.
El escritor Roberto Saviano, perseguido por la mafia por sus investigaciones, describió a Messina como «el último soberano de una generación asesina de la Cosa Nostra» y apuntó que, obviamente, permanecía oculto en su tierra.
«Como todos los jefes, estaba exactamente en el lugar donde todos sabían que estaba», finalizó. (Europa Press)