El Consejo Supremo Electoral de Nicaragua informó que, con cerca de la mitad de los votos contados, un recuento preliminar le dio a la alianza sandinista de Ortega alrededor del 75% de los sufragios en la elección presidencial.
La Unión Europea (UE) rechazó los resultados y dijo que las elecciones «completan la conversión de Nicaragua en un régimen autocrático», después de que Ortega detuvo a opositores y líderes empresariales, canceló partidos rivales y criminalizó la disidencia durante meses.
Pero el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, respaldó a Ortega y afirmó que los pedidos de Estados Unidos para que los países no reconozcan el resultado eran «inaceptables».
En una declaración emitida antes de que se anunciara el recuento, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, señaló que Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, habían orquestado una «pantomima de elecciones que no fueron ni libres ni justas».
Ortega, un exrebelde marxista que ayudó a derrocar la dictadura derechista de la familia Somoza a fines de los años 70, dijo que está defendiendo a su país contra adversarios sin escrúpulos empeñados en derrocarlo con la ayuda de potencias extranjeras.
Su gobierno ha aprobado una serie de leyes que facilitan el enjuiciamiento de los opositores por delitos como «traición a la patria».
Ortega, que en la década de 1980 gobernó durante un solo mandato como presidente antes de perder en las elecciones y que regresó al cargo en 2007, es el líder que más años lleva en el cargo en América y las autoridades estadounidenses están evaluando nuevas sanciones contra su gobierno y una revisión del papel de Nicaragua en un pacto comercial regional clave.
Biden pidió al gobernante centroamericano que restaure la democracia y libere a los líderes opositores detenidos. Hasta que eso suceda.
Estados Unidos usará todas las «herramientas diplomáticas y económicas» disponibles para hacer que la administración de Ortega rinda cuentas, advirtió Biden.
Solo cinco candidatos poco conocidos de partidos en su mayoría pequeños aliados de los sandinistas de Ortega compitieron en su contra en los comicios. El Consejo Supremo Electoral dijo que la participación fue del 65%.
A los observadores electorales de la UE y la Organización de Estados Americanos (OEA) no se les permitió escudriñar la votación y se les prohibió la entrada al país a los periodistas. (Reuters)