Pristina.- Mientras Kosovo sufre su peor crisis energética en una década, Xhelal Gashi está considerando cerrar su panadería en Pristina ante los problemas para cubrir los gastos de combustible de un generador desde que las autoridades introdujeron cortes en el suministro eléctrico.
“Suelo pagar unos 300 euros (339,84 dólares) por la factura de la luz, pero ahora estoy gastando entre 100 y 110 euros al día para comprar gasóleo para el generador”, dijo Gashi desde su panadería, donde emplea a 10 personas.
Muchas empresas y hogares de Kosovo han recurrido a generadores portátiles desde que la empresa de red eléctrica del país, Kosovo Energy Distribution Systems (KEDS), anunció la semana pasada que introduciría cortes de electricidad de dos horas de duración hasta nuevo aviso.
Los países de toda Europa se enfrentan a la subida de los precios del gas y la electricidad, debido en parte al aumento de la demanda en el marco de la recuperación económica de la pandemia. Esta situación se agrava en Kosovo, donde la baja producción nacional, debida a fallos técnicos y al frío que ha dejado fuera de combate a algunas centrales eléctricas en dificultades, está obligando al país a importar mucha más energía de lo normal.
El Gobierno kosovar declaró el estado de emergencia para los próximos 60 días, lo que le permitirá destinar más dinero a la importación de energía y posiblemente introducir medidas aún más duras y más cortes de electricidad.
Además, el primer ministro del país, Albin Kurti, dijo que los precios de importación han subido hasta 515 euros por megavatio hora (MWh), frente a los 70 euros del mismo periodo del año pasado. Para los ciudadanos de Kosovo el precio es de 6 céntimos por kilovatio hora (kWh), el más barato de Europa, ya que las tarifas domésticas están muy subvencionadas.
“En esta situación nos enfrentamos a dos soluciones: cortes de energía o subidas de precios”, dijo el domingo Kurti, cuyo Gobierno destinó 40 millones de euros más a la importación de electricidad.
Kosovo produce la mayor parte de su energía en dos viejas centrales eléctricas de carbón a las afueras de Pristina, y normalmente importa entre el 10 y el 15 % de su energía, pero esa cifra ha aumentado hasta el 40 % durante la actual crisis.
“Como consecuencia, Kosovo está importando energía que no estaba programada en los mercados”, dijo a Reuters por correo electrónico la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (ENTSO-E, por sus siglas en inglés), que representa a los operadores de red eléctrica de toda Europa, añadiendo que el exceso de demanda de Kosovo podría amenazar el suministro en toda la región.
“Los operadores de red del grupo regional de la Europa continental (RGCE, por sus siglas en inglés) de ENTSO-E instan a KOSTT (el operador de red de Kosovo) a mantener su sistema eléctrico nacional en equilibrio, lo que constituye una obligación contractual esencial para con los demás operadores de la Europa continental”, dijo ENTSO-E.
Las centrales eléctricas del pequeño país balcánico se alimentan de lignito, un carbón blando que produce una contaminación especialmente tóxica cuando se quema.
Según las cifras oficiales, Kosovo es el quinto país del mundo con más reservas de lignito, entre 12.000 y 14.000 millones de toneladas.
Pero su dependencia de este combustible sucio, junto con la inestabilidad política, ha mantenido alejados a los inversores extranjeros desde el final de la guerra en 1999, dificultando la mejora de su infraestructura energética.
“Cualquiera que sea la decisión del Gobierno, para reparar cualquier unidad de las plantas actuales o construir una nueva central eléctrica de carbón, se necesitarán al menos cinco años”, dijo Trim Ternava, director general de Jaha Solar, con sede en Kosovo, que fabrica paneles solares.
Como la crisis energética no da señales de ceder, Gani Fazlia, que arregla generadores, no puede seguir el ritmo del auge de su negocio.
“Recibo al menos 15 piezas para arreglar en un día, pero para un solo hombre hacer todo eso es imposible. Solo puedo arreglar cinco o seis”, dice Fazlia, mientras dos clientes que han llevado sus viejos generadores para ser arreglados esperan fuera de su tienda. (Reuters)