Las fuerzas rusas siguieron golpeando las ciudades ucranianas durante el fin de semana en medio de una peleada disputa por conseguir más terreno en el este del país. Moscú enfrentó dificultades para lanzar su esperada ofensiva de gran escala en la región, según las autoridades ucranianas.
Una persona murió y otra resultó herida ayer por la mañana en los ataques sobre Nikopol, una ciudad en la región suroriental de Dnipropetrovsk, según el gobernador regional Serhii Lysak. Los proyectiles dañaron cuatro edificios residenciales, una escuela de formación profesional y una planta de tratamiento de aguas.
En Járkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, una persona resultó herida luego de que tres misiles rusos S-300 golpearan instalaciones de infraestructura durante la noche, señaló el gobernador regional, Oleh Syniehubov.
Las fuerzas ucranianas también derribaron el sábado por la noche cinco drones -cuatro aeronaves de ataque Shahed y un modelo de reconocimiento Orlan-19- sobre las regiones parcialmente ocupadas de Zaporiyia y Donetsk, según el ejército ucraniano.
Las fuerzas rusas tratan de arañar más terreno en la región oriental industrial del Donbás, formada por las provincias de Donetsk y Luhansk. Dichas fuerzas ucranianas y occidentales también advirtieron de que Rusia podría lanzar una nueva gran ofensiva allí para tratar de cambiar el rumbo del conflicto conforme la guerra se acerca a su primer aniversario.
Sin embargo, las autoridades ucranianas dijeron que Moscú estaba teniendo problemas para plantear la ofensiva.
Un centro de estudios con sede en Estados Unidos indicó que también los blogueros militares partidarios del Kremlin cuestionan la capacidad de lanzar una gran ofensiva en Ucrania. “Siguen pareciendo desmoralizados por las posibilidades del Kremlin de ejecutar una gran ofensiva”, indicó el Institute for the Study of War en su último reporte. (Infobae).