Kabul.- Los ministros de Exteriores de los 56 estados que conforman la Organización para la Cooperación Islámica (OIC, por sus siglas en inglés) acordaron ayer la creación de un fondo de ayuda internacional para rescatar a Afganistán de la crisis humanitaria.
La situación crítica sociopolítica y el conflicto armado están galopeando a Afganistán y se agravada tras la conquista talibán del pasado verano y la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos.
Además, la resolución alcanzada durante el encuentro especial, celebrado en la capital de Pakistán, Islamabad, insta al Banco Islámico de Desarrollo a poner en funcionamiento el llamado Fondo Fiduciario Humanitario para Afganistán para el primer trimestre de 2022.
Asimismo, y atendiendo a las peticiones de los talibán, el foro ha pedido a Estados Unidos que descongele los, aproximadamente, 8.600 millones de euros en fondos paralizados en el extranjero para que los talibán puedan reactivar la actividad económica.
La resolución alcanzada por los ministros de Exteriores reafirmó también la importancia de combatir el terrorismo en Afganistán y pide a los talibán garantías de que el país no sea utilizado como plataforma o refugio por ningún grupo u organización terrorista, en particular Al Qaeda, Estado Islámico y sus filiales.
Por último, la OIC también ha decidido lanzar un Programa de Seguridad Alimentaria en Afganistán y nombrar un enviado especial para Afganistán con el objetivo de coordinar los esfuerzos de ayuda y asistencia, así como buscar el compromiso económico y político internacional con el país, informa la emisora de radio estatal paquistaní, Radio Pakistan.
En el encuentro también ha participado, aunque de manera virtual, el Subsecretario General de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, quien ha pronosticado un futuro aciago para el país, donde 23 millones de personas se enfrentan contra el hambre, el 70 por ciento de los docentes trabajan sin sueldo; y millones de estudiantes, el futuro de Afganistán, están sin escolarizar.
«La economía de Afganistán está en caída libre», ha declarado Griffiths, quien ha abogado por la «liquidez y estabilización del sistema bancario, no solo para salvar la vida del pueblo afgano, sino también para permitir que las organizaciones humanitarias respondan» a la crisis.
El responsable de la ONU acogió con satisfacción la reciente decisión del Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Afganistán del Banco Mundial de transferir 280 millones de dólares (unos 260 millones de euros) a finales de diciembre al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y al Programa Mundial de Alimentos (PMA), como paso previo a la «reprogramación de todo el fondo para apoyar al pueblo afgano este invierno».
Los precios del trigo y el combustible han aumentado alrededor del 40 por ciento y los alimentos representan ahora más del 80 por ciento del gasto medio de los hogares afganos. A medida que el apoyo al desarrollo internacional se ha congelado, los servicios sociales básicos de los que dependen todos los afganos se están derrumbando, al entender del responsable de la ONU.
Griffiths, por último, ha avistado un futuro en el que será «imperativa» la colaboración con «las autoridades «de facto»» del país, en referencia a los talibán para «aclarar lo que esperamos unos de otros». De lo contrario, «Afganistán colapsará, la gente se quedará sin esperanza y la región, y de hecho el mundo, verá un aumento de la desestabilización», subrayó. (Europa Press)