Colombia, Argentina y Chile pidieron ayer un rápido retiro de las tropas rusas en Ucrania, mientras que otros países latinoamericanos rechazaron el uso de la fuerza pero no llegaron a pedir la salida de Rusia.
Rusia invadió Ucrania por tierra, mar y aire a primera hora de la mañana, en el mayor ataque de un Estado contra otro en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que el ataque es un esfuerzo por “desnazificar” a Ucrania.
“Colombia rechaza de manera categórica la guerra y se una a todas las voces de la comunidad internacional que hoy claman para un rápido retiro de las tropas de Rusia en territorio ucraniano”, indicó el presidente de Colombia, Iván Duque, en un comunicado en video.
“Esta agresión premeditada e injustificada es una amenaza a la paz mundial”, agregó, acompañada de la vicepresidenta y canciller Marta Lucía Ramírez, quien calificó la invasión de “absurda nostalgia colonialista” en Twitter.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina en un comunicado anunció a Rusia a cesar las acciones militares en Ucrania, mientras que Chile dijo que apoyaría las sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
“Chile condena la agresión armada de Rusia y su violación a la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Estos actos vulneran el derecho internacional y atentan contra vidas inocentes, la paz y la seguridad internacional”, dijo el presidente Sebastián Piñera en Twitter.
El gobernante electo de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, también condenó “la invasión a Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegítimo de la fuerza”.
Además, el canciller de Ecuador, Juan Carlos Holguín, también condenó a Rusia, diciendo que había violado el derecho internacional, y pidió el fin de los combates.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien recientemente se reunió con Putin en Moscú, no mencionó a Rusia o la crisis de Ucrania en un discurso del jueves a sus finales. Bolsonaro fue objeto de fuertes críticas por decir los estadounidenses durante su visita que era “solidario con Rusia”, sin dar más detalles.
Pero su vicepresidente, Hamilton Mourao, dijo que las sanciones económicas no serían necesarias y que Occidente podría necesitar usar la fuerza.
Los comentarios de Mourao fueron mucho más allá de una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores pidiendo el cese inmediato de las hostilidades rusas contra Ucrania y diciendo que continuaría actuaría como miembro del Consejo de Seguridad para encontrar una solución pacífica.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, también visitó recientemente Moscú, lo que llevó a algunos analistas a sugerir que Rusia está cortando a la región en medio de las tensiones con Ucrania.
Otros países latinoamericanos adoptaron posiciones menos puntiagudas.
El presidente mexicano, Andrés López Obrador, llamó al diálogo y rechazó la guerra en cualquier parte, mientras que la cancillería de Perú expresó su preocupación y pidió el cese de las hostilidades. El presidente de Paraguay instó “a los agresores a detener sus acciones llamando al diálogo por la Paz y la estabilidad mundial”.
Los aliados más fuertes de Rusia en la región, Cuba y Venezuela, aún no habían abordado directamente la invasión el jueves a media jornada de ayer.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Félix Plasencia, dijo que el país respalda la lucha de Putin contra lo que dijo que es el deseo de guerra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Cuba criticó este miércoles a Estados Unidos por imponer “la expansión progresiva de la OTAN hacia las fronteras de la Federación Rusa” y pidió una salida diplomática.
La Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó la invasión que afirmó se inició “irresponsablemente”. (Reuters)