Un equipo de la Universidad de Kyoto comprobó que los chimpancés prestan atención visual y reconocen a imágenes de cráneos con las características anatómicas propias de su especie.
Se sabe que los chimpancés interactúan con miembros muertos de su especie, vuelven a visitar cadáveres e incluso muestran un comportamiento de luto. También se sabe que los elefantes hacen esto e incluso interactúan con los esqueletos de los elefantes.
Pero, ¿los chimpancés muestran reconocimiento y preferencias en el caso de esqueletos conespecíficos pertenecientes a su propia especie? Previamente, la comunidad científica prestó poca atención a esto, quizás asumiendo que los chimpancés tienen poco o ningún conocimiento de la anatomía esquelética de los chimpancés.
El campo reciente de la tanatología comparada ahondó en este tipo de cuestiones, y es el objeto de la nueva investigación.
«Utilizamos imágenes de caras, calaveras y piedras con forma de calavera que representan cuatro especies diferentes», sostuvo el autor principal del estudio, André Gonçalves.
Los investigadores postulan que los cráneos de chimpancé poseen señales similares a rostros, contornos generales y la disposición general de ojos, nariz y dientes que probablemente activa una red de regiones cerebrales que originalmente evolucionaron para detectar y procesar rostros.
En pocas palabras, los chimpancés parecen saber cuándo un cráneo es como el de un chimpancé, lo que se relaciona con el fenómeno de la pareidolia que está relacionado con la capacidad del cerebro para detectar rostros.
«Esto explica por qué vemos rostros ilusorios en cosas como nubes y rocas, y los cráneos de primates son tan parecidos a rostros como cualquier cosa en la naturaleza», agregó Gonçalves.
Estos hallazgos, que se publican en Royal Society Open Science, coincidieron con experimentos de campo anteriores realizados con elefantes africanos.
En 2006, Karen McComb y su equipo de la Universidad de Sussex descubrieron que los elefantes africanos mostraban más interés por los cráneos y los colmillos que por cualquier otro estímulo.
Pero los mecanismos podrían no haber sido los mismos. Según Gonçalves, los elefantes salvajes probablemente interactuaron con estos cráneos en base a experiencias pasadas. Pero los cráneos de elefante pierden muchos rasgos faciales importantes, como las orejas y la trompa, que son importantes para su comunicación.
«Los cráneos de chimpancé, por otro lado, aún conservan los rasgos faciales generales», señaló.
Para probar sus hipótesis sobre la atención visual de los chimpancés, Gonçalves y su equipo realizaron una serie de tres experimentos utilizando un rastreador ocular para mapear exactamente dónde miran los chimpancés y durante cuánto tiempo.
Los resultados muestran que los chimpancés no solo muestran la mayor preferencia por las caras de los chimpancés, sino que también muestran un sesgo similar hacia los cráneos de los chimpancés, mirando los dientes por más tiempo y con más atención.
Aunque el equipo de investigación no determina de manera concluyente si los chimpancés «saben» que tienen un Yorick en sus manos, hay espacio para la especulación sobre lo que está pasando en la mente de los chimpancés.
«Cuando un chimpancé salvaje encuentra un cráneo, probablemente estará atento a él como ningún otro objeto inanimado en su entorno, ya que se parece a uno de los suyos», concluyó Gonçalves. (Europa Press)