Santiago.- Los chilenos están llamados hoy a las urnas para decidir si quieren sepultar la nueva Constitución desde la dictadura de Augusto Pinochet. La campaña evidenció la división que aún persiste en la sociedad y, si se cumplen los sondeos, el borrador de la nueva Carta Magna será rechazado.
El proceso de renovación se remonta a 2019, cuando las protestas masivas desencadenadas en octubre, inicialmente por la subida en el precio del transporte público, pusieron contra las cuerdas al Gobierno del entonces presidente, Sebastián Piñera. La ONU atribuyó a las fuerzas de seguridad casi una treintena de muertes en estas movilizaciones.
Además, el conocido como ‹estallido social› concluyó en noviembre con el Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución, en el que Piñera y otros representantes de la oposición, entre ellos el entonces diputado Gabriel Boric, pactaron una hoja de ruta para calmar los ánimos y sortear la crisis.
Dicho acuerdo contempló la celebración de un primer plebiscito en el que los ciudadanos debieran decidir si querían una nueva Constitución y, en caso afirmativo, qué órgano debería redactarlo.
Los ciudadanos se posicionaron mayoritariamente -con un 78 por ciento- a favor de una Convención Constitucional, conformada a la postre principalmente por independientes y representantes de la izquierda.
Ya con Boric como presidente, los constituyentes examinaron uno a uno los temas que estudiaron incluir en un borrador que cuenta con un total de 388 artículos. Los votantes responderán a esta pregunta: «¿Aprueba usted el texto de Nueva Constitución propuesto por la Convención Constitucional?».
Según el texto propuesto, el Estado de Chile pasa a ser considerado como «plurinacional», se contempla el derecho de las poblaciones indígenas a opinar sobre asuntos que les afecten y se ponen por escrito derechos sobre el aborto -sin nombrarlo expresamente- o en materia de vivienda.
Las reformas se extienden también a algunas de las principales instituciones, con un cambio estructural en el sistema judicial y la desaparición del Senado, reconvertido en una Cámara de Representantes en caso de que triunfe el apruebo.
BORIC NO CONVENCE
El propio Boric ha hecho campaña en favor de la aprobación del nuevo borrador, sobre el que tiene “una buena opinión” a pesar de que asume que “siempre hay cosas que se pueden mejorar”, como él mismo ha reconocido, esta semana en una entrevista publicada por la revista ‘Time’ de Estados Unidos.
El presidente reconoció durante todo el proceso de redacción la aparente desafección de la ciudadanía que ya reflejaban los sondeos, que ha terminado por traducirse en una ventaja del ‹rechazo›. Las encuestas conceden a esta opción una ventaja de hasta diez puntos, si bien no se ha publicado ningún sondeo desde el 20 de agosto.
Numerosos rostros públicos se han sumado a la campaña a favor del cambio, como la expresidenta chilena Michelle Bachelet. El antiguo mandatario Sebastián Piñera, en cambio, guarda silencio, aunque su entorno deslizo a medios locales que se inclina por el ‹no›.
Si triunfa el ‹apruebo›, supondrá la derogación inmediata de la Constitución redactada en 1980, al margen de que la nueva Carta Magna pueda estar abierta a cambios. El Gobierno ya ha adelantado que buscará una reforma para plantear, por ejemplo, que el presidente de Chile no pueda presentarse a la reelección.(Europa Press)