La erupción, que ha hecho correr ríos de lava fundida por las laderas de Cumbre Vieja durante semanas, es la más larga en la isla del archipiélago español de Canarias desde que se iniciaron los registros en 1500.
La tranquilidad del pasado lunes por la noche y del ayer por la mañana se produjo tras la emisión de densas nubes tóxicas de dióxido de azufre el lunes por la mañana, lo que provocó el confinamiento de aproximadamente un tercio de la población de la isla.
Desde el inicio de la erupción, el 19 de septiembre, miles de personas han sido evacuadas, al menos 2.910 edificios han sido destruidos y el principal medio de vida de la isla, las plantaciones de plátanos, ha quedado devastado.
Stavros Meletlidis, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional, dijo que había múltiples explicaciones posibles.
Alrededor de una semana después del inicio de la erupción, la actividad sísmica disminuyó repentinamente durante varias horas antes de reanudarse con renovado vigor, un patrón que no es infrecuente en las primeras etapas de una erupción, según Meletlidis.
Sin embargo, después de casi tres meses de actividad, la erupción se encuentra en una fase diferente y podría estar perdiendo fuerza, ya que podría estarse produciendo una disminución de los niveles de gases o del volumen de magma, agregó.
Sin embargo, podría ser el resultado de un bloqueo entre las cámaras de magma subterráneas y el respiradero de la superficie, en cuyo caso la presión seguiría aumentando hasta alcanzar la masa crítica y provocar nuevas explosiones.
Antes de declarar definitivamente terminada la erupción, los científicos estarán atentos para comprobar que hay un periodo de al menos 48 horas sin actividad sísmica ni erupción en la superficie, dijo Meletlidis. (Reuters)