“Debo anunciar que a partir de este momento vamos a dejar sin efecto la inamovilidad. Corresponde llamar a la tranquilidad del pueblo peruano”, dijo Castillo en una reunión con el Congreso.
Castillo emitió un repentino mandato de toque de queda minutos antes de la medianoche del lunes, ordenando a los limeños que permanecieran en sus casas entre las dos de la mañana y la medianoche, en un intento de frenar las protestas por el aumento de los precios.
Sin embargo, el toque de queda desencadenó una nueva crisis para el Gobierno de Castillo, ya que miles de personas salieron a la calle para desafiarlo. El Gobierno lo acortó poco después de las cinco de la tarde hora local.
Reuters informó que las nuevas protestas de ayer se sumaron a una crisis más amplia que comenzó hace una semana en Perú por la creciente inflación, que puso en jaque a Castillo apenas unos días después de que sobrevivió a un juicio político.
Las sanciones occidentales a Rusia han cortado el suministro de petróleo y fertilizantes, perjudicando a economías emergentes frágiles como Perú.
Castillo llegó al poder el año pasado con el apoyo abrumador de la población rural de Perú, pero el aumento de los precios ha llevado a ese mismo grupo a protagonizar las protestas más importantes en lo que va de su mandato.
El Gobierno ha dicho repetidamente, sin aportar pruebas, que el toque de queda era necesario para evitar saqueos.
El alcalde de la capital peruana de Lima, Jorge Muñoz, criticó y rechazó ayer el estado de emergencia y el toque de queda impuesto por el presidente, Pedro Castillo, por las protestas de los transportistas y gremios agrarios movilizados y en huelga desde hace una semana.
Según Europa Press, Muñoz lamentó que esta medida de Castillo es «una muestra más» de su «incapacidad» para gobernar el país, a la par que ha sembrado la duda sobre la posibilidad de que estas medidas tengan como objetivo «generar más desestabilización». (Reuters-Europa Press)