En el estudio, publicado en la revista ‘Current Biology’, los investigadores utilizan modelos estadísticos para predecir que la extinción disminuirá la diversidad morfológica entre las aves restantes a un ritmo mayor que la pérdida de especies por sí sola.
Los resultados del equipo revelaron qué aves corremos el riesgo de perder y qué regiones son más susceptibles de homogeneizarse.
Emma Hughes, investigadora de aves en la Universidad de Sheffield (Reino Unido), dedicó su carrera a examinar amplios rasgos morfológicos en las aves; por ejemplo, ha estudiado la distribución de las diferentes formas de pico a nivel mundial.
«Empecé a preguntarme qué pasaría con el cambio global -recordó-. No sólo cómo se distribuyen actualmente los rasgos a nivel mundial, sino qué podría ocurrir con la diversidad morfológica y filogenética en una crisis de extinción global».
«Cuando las especies se extinguen, se espera que los rasgos que representan también se pierdan -añadió-. Pero lo que descubrimos fue que, con la diversidad morfológica, los rasgos se perdían a un ritmo mucho, mucho, mucho mayor de lo que podría predecir la mera pérdida de especies. Esto es realmente importante porque eso puede llevar a una gran pérdida de estrategias y funciones ecológicas».
La pérdida de diversidad es más probable que afecte a las aves con rasgos extremos. El tamaño y la forma de las aves varían enormemente en toda la clase, desde el gigantesco avestruz no volador hasta el diminuto colibrí zumbador.
«Éstas son el tipo de especies que uno esperaría que estuvieran en mayor riesgo de extinción –comentó–. Encontramos pruebas sólidas que apoyan la hipótesis de que las especies más grandes y más pequeñas son las que probablemente corren más riesgo de extinción».
No sólo ciertas aves corren más riesgo de perder diversidad, sino que también es más probable que ciertas regiones queden con poblaciones homogeneizadas. «Las montañas y estribaciones del Himalaya corren un riesgo especial, y es probable que la pérdida de diversidad de rasgos sea considerable –subraya–. Los bosques secos y húmedos del sur de Vietnam y Camboya también son vulnerables».
Hughes y su equipo esperan que su trabajo ayude a comprender las formas en que la pérdida de biodiversidad cambiará el mundo.
«La crisis de extinción global no sólo significa que estamos perdiendo especies -advirtió-. Significa que estamos perdiendo rasgos únicos e historia evolutiva, incluyendo especies que podrían conferir beneficios únicos a la humanidad que actualmente se desconocen». (Europa Press)