Los aguaceros en la ciudad de la era colonial superaron el promedio de todo el mes de febrero solo el martes pasado, provocando deslizamientos de tierra que inundaron calles, destruyeron casas, arrastraron autos y autobuses y dejaron cortes de cientos de metros de ancho en las laderas de las montañas de la región.
Los residentes describieron la agonía de esperar noticias sobre sus amigos y familiares desaparecidos.
«Vivo aquí desde hace 16 años. Perdí a mi madre de 83 años, a un sobrino de 11 años y a una sobrina de 13 años que todavía está enterrada bajo los escombros. Estoy viviendo una pesadilla y no tengo adónde ir», dijo la residente local Iva Machado, de 62 años.
En respuesta al desastre, varios estados brasileños enviaron refuerzos para ayudar a buscar personas desaparecidas y limpiar los escombros junto con el departamento de bomberos de Río.
Las precipitaciones del martes fueron las más intensas registradas desde 1932 en Petrópolis, un destino turístico en las colinas del estado de Río de Janeiro, conocido popularmente como la «Ciudad Imperial» por ser la escapada veraniega de la realeza brasileña en el siglo XIX.
Según el Instituto Nacional de Meteorología de Brasil, las previsiones meteorológicas para Petrópolis previeron para ayer nublado con lluvias aisladas, lo que podría dificultar las labores de rescate.
Desde diciembre, las fuertes lluvias han provocado inundaciones y deslizamientos de tierra mortales en gran parte de Brasil, al tiempo que amenazan con retrasar las cosechas y obligan brevemente a suspender las operaciones mineras en el estado de Minas Gerais, justo al norte de Río. (Reuters)