Estos comicios supondrán la renovación de los 450 escaños de la Duma, en la que se necesitan 226 parlamentarios para contar con la mayoría -actualmente Rusia Unida cuenta con 336 escaños-.
El sistema de elección es doble, ya que la mitad de los escaños se deciden por lista de partidos políticos y la otra mitad se elige entre los distritos electorales uninominales.
La renovación de la Duma se votará, además, junto a los comicios legislativos en 39 entidades territoriales y la elección de doce gobernadores regionales.
Más de 110 millones de rusos están llamados a votar una nueva formación de la cámara que tendrá una vigencia de cinco años, es decir, que seguirá en 2024, cuando están previstas las elecciones presidenciales en las que Putin podrá optar a renovar su mandato. Servirá para revalidar la legalidad y legitimidad del Gobierno en una especie de reférendum para el Kremlin.
«Las elecciones tienen que ver con el apoyo al presidente y su sistema», explicó el presidente de Política e Instituciones de Rusia del Carnegie Center de Moscú, Andrei Kolesnikov, que agrega que el resultado de estos tres días de votación es «más un voto de confianza sobre Putin y su régimen» que persigue el objetivo de «reafirmar el ‘status quo’ y el régimen actual».
Las más recientes encuestas, no obstante, dan cuenta de la baja popularidad del partido del presidente, algo que incluso motivó al propio Putin a apartarse y colocar a figuras conocidas, como el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, o el de Defensa, Sergei Shoigu, para no influir en los resultados.
Además, las últimas encuestas, entre ellas las de INSOMAR, el Centro de Estudios la Opinión Pública (WCIOM) y la Fundación Opinión Pública (FOM), pronostican entre un 29 y un 30 por ciento de los votos para Rusia Unida, seguida por el Partido Comunista que oscilaría entre un 14 y un 16,5 por ciento según estos sondeos.
Los tres días de elecciones también vienen marcados por la pandemia del coronavirus, que ha servido de pretexto a las autoridades para ampliar los comicios más allá del domingo, que es cuando estaban previstos, en una maniobra que la oposición ya ha adelantado que servirá para dificultar los controles de fraude y, por tanto, ampliar las posibilidades del oficialismo de manipular los resultados. De hecho, «las falsificaciones y los trucos sucios» ya han estado presentes en la campaña electoral, explicó Kolesnikov. (Europa Press)