Buenos Aires.- Argentina dio ayer un nuevo paso en la construcción del gasoducto que unirá la formación de hidrocarburos no convencionales Vaca Muerta -una de las más grandes del mundo- con Buenos Aires, una obra vital para que el país reduzca su dependencia de las importaciones de energía.
La última etapa de la licitación para seleccionar a la empresa que hará las obras civiles se realizó el viernes con la recepción de cinco ofertas.
El Gobierno espera que los trabajos para la primera fase del gasoducto comiencen en octubre y finalicen en 2023. La nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, dio esta semana su respaldo al proyecto en medio de turbulencias políticas.
“Esta obra es fundamental para los próximos 25, 30 años de Argentina”, señaló la ministra en el acto de apertura de las ofertas.
“La energía es el costo de los costos en materia empresaria, sin energía no hay posibilidades de generar puestos de trabajo, sin energía no hay posibilidades de que podamos tener radicación de empresas”, agregó. Una fuente del Gobierno informó a Reuters que esperan adjudicar la obra en agosto.
La ejecución del gasoducto está en manos de Energía Argentina, una empresa pública bajo la órbita de la Secretaría de Energía, que depende del Ministerio de Economía.
En medio de disputas políticas en el oficialismo, que derivaron en la renuncia del anterior ministro, la flamante titular de la cartera indicó esta semana que no tiene previsto realizar cambios en esa área.
El gasoducto y las obras complementarias permitirán aumentar la capacidad de transporte en 11 millones de metros cúbicos de gas por día, que unos meses más tarde se ampliará a 19 millones de metros cúbicos por día, según los expertos.
La tercera economía más grande de la región atraviesa severas dificultades financieras, que llevaron al banco central a restringir las importaciones para destinar las escasas divisas internacionales que tiene a las compras de energía para el invierno austral.
Además, la saturación de los gasoductos desde Vaca Muerta, la segunda reserva mundial de “shale” gas y la cuarta de petróleo, impulsaron las necesidades de importación de Argentina, en momentos en que los precios internacionales aumentaron por la guerra en Ucrania.
En 2021, Argentina importó 56 buques de GNL por 1.095 millones de dólares, a un valor promedio de 8 dólares por millón de BTU, para satisfacer las necesidades de gas de industrias y hogares, de acuerdo con datos oficiales.
Este año ya importó 41 buques a un precio promedio de 30 dólares por millón de BTU, con lo que se podría totalizar unos 3.700 millones de dólares en 2022, estimó Daniel Dreizzen, experto de la consultora Ecolatina.
Mientras que la balanza comercial del país en 2021 arrojó un déficit de 1.551 millones de dólares, este año se profundizará a 6.109 millones de dólares, agregó.
“Es muy fuerte el impacto que tendrá el gasoducto en la balanza comercial en Argentina, porque ese gas local reemplazará a la importación más cara que hace el país”, explicó Dreizzen, quien calcula que en una primera etapa, con una inyección adicional de 11 millones de metros cúbicos por día, la obra permitirá ahorrar unos 3.000 millones de dólares.
Argentina importa alrededor del 20% del gas que consume. El Gobierno tiene la esperanza de desarrollar Vaca Muerta para compensar la importación y el declino que sufre en las otras cuencas. (Reuters)