Corrientes (Argentina).- Decenas de animales huyen de los incendios que azotan desde hace meses la provincia argentina de Corrientes. Algunos lo logran, pero otros mueren quemados, atropellados en las carreteras o resultan gravemente heridos y deben ser evacuados a centros de recuperación para ser reinsertados cuando pase la crisis.
La situación es especialmente grave porque la provincia, en el norte de Argentina, alberga el Parque Iberá, un territorio protegido de 700.000 hectáreas con uno los mayores humedales de agua dulce del planeta, donde el fuego está destruyendo hábitats naturales de animales, algunos en frágil estado de conservación.
“El fuego está afectando un tercio del Gran Parque Iberá. Aún no para de correr, así que no sabemos cuáles van a terminar siendo las superficies afectadas”, informó a Reuters desde la Isla de San Alonso, en el centro del parque nacional, Sofía Heinonen, directora ejecutiva de Rewilding Argentina, una fundación creada para enfrentar y revertir la extinción de especies.
“Hay sectores del Iberá donde la fauna se vio acorralada. Cuentan siempre con el agua como zona de refugio, cuentan siempre con los montes, pero en este caso la seca extraordinaria ha hecho que muchas de las cañadas, muchas de las lagunas y gran parte de los montes estén secos”, agregó.
Las imágenes muestran a yacarés, carpinchos y ciervos de los pantanos huyendo desesperados del fuego o calcinados, aunque Heinonen dijo que la mayoría de los animales reintroducidos por la fundación en el parque, como el yaguareté, fueron hallados vivos y contó que otros en etapa de adaptación, como muitúes y guacamayos, fueron trasladados a centros de conservación.
Los incendios también quemaron pastizales y bosques, donde anidan algunas de las 380 especies de aves que lo habitan.
“Ni bien empiece a llover, vamos a ingresar en el proceso de restauración de los Esteros del Iberá. Esto puede llevar distintas acciones y distintos tiempos”, manifestó Heinonen.
“Todo lo que es pajonal, pastizal y cañada probablemente con un poco de humedad y con el calor que hace empiecen a cubrirse completamente de verde y la fauna pueda usarlos y alimentarse y vivir ahí. En el caso de los bosques, seguramente va a llevar más tiempo. Se han quemado bosques enormes”, agregó.
Desde hace unos dos meses, bomberos, voluntarios y brigadistas combaten los incendios, que ya quemaron cerca de 900.000 hectáreas, cerca del 12 % del territorio de la provincia ubicada a unos 900 kilómetros al norte de Buenos Aires, provocando además pérdidas millonarias a la agricultura y ganadería.
En el Centro de Conservación Aguará, biólogos y especialistas reciben animales de los Esteros del Iberá y de otras zonas de la provincia para cuidarlos y reinsertarlos en sus hábitats naturales cuando pare el fuego.
“Todavía no se están viendo las consecuencias reales, estamos empezando recién con el trabajo fuerte de lo que es rescate de animales quemados o lastimados, tanto directa o indirectamente por los efectos del fuego”, señaló a Reuters Eric Pelozo, encargado de las rehabilitaciones en el centro.
“Muchos de los animales corriendo del fuego son atropellados en ruta, otros son quemados directamente, (tienen) problemas respiratorios. Y además hay animales que quedaron sin su ambiente, que no tienen adónde volver una vez que pase el fuego”, agregó desde el centro ubicado en la localidad de Paso de la Patria, a unos 30 kilómetros de la capital de Corrientes.
Pelozo contó que además no todas las especies tienen la misma capacidad de escape, por lo cual mientras los carpinchos y los ciervos son más veloces para huir del fuego, las serpientes y los osos meleros son más lentos y se les dificulta escapar.
Para Heinonen, bióloga y ambientalista, los Esteros del Iberá suelen sufrir períodos de cuatro años de inundaciones y sequías producidos por El Niño y La Niña, un fenómeno que actualmente provoca falta de lluvias y sequía en el país.
“Esto que está ocurriendo ahora es extraordinario, por más Niña, por más períodos que tenga el Estero, estamos frente a un evento de grandes dimensiones nunca antes visto y entendemos que se debe al calentamiento global que está sufriendo el planeta”, dijo Heinonen. “Frente a ese calentamiento global, es necesario un cambio de prácticas culturales rápido”, concluyó. (Reuters)