La erupción, que desde el 19 de septiembre hace que fluyan espectaculares ríos de lava por las laderas del volcán, es la más prolongada en la isla canaria desde que se iniciaron los registros en el año 1500.
Se pidió a unos 24.500 residentes de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte -un tercio de los habitantes de La Palma- que permanezcan en sus casas debido a unas emisiones de dióxido de azufre que han alcanzado niveles tóxicos, según las autoridades.
Los servicios de emergencia pidieron a los residentes que cerraran las ventanas y apagaran los equipos de aire acondicionado para evitar la inhalación de gases tóxicos. También recomendaron posponer las actividades al aire libre y aconsejaron a la gente que llevara una mascarilla resistente si tenía que aventurarse a salir.
En los municipios afectados, se pidió a los estudiantes que permanecieran en las escuelas y a los padres que no los recogieran hasta que la calidad del aire se despejara.
Las coladas de lava dañaron o destruido al menos 2.910 edificios, según el sistema de vigilancia por satélite de la Unión Europea, Copernicus, lo que obligó a evacuar a miles de personas de sus hogares en la isla, que forma parte del archipiélago subtropical de Canarias. (Reuters)